Y todo empezó con un simple comentario sobre la cocina€"fíjate cómo la he dejado", dicho a su madre para dejar en mala posición a su propia esposa.

Resultó incomprensible y hasta su propia madre le quitó importancia entendiendo a su nuera; que "es normal que la cocina se quede patas arriba si se cocinan guisopos"€dijo la buena mujer.

Y corrimos un tupido velo.

Y siguió menospreciando a su esposa ante la gente, profesoras del niño (hijo común), amigos; sin que la propia esposa lo supiera hasta más tarde, cuando se destapó la caja de pandora.

Y continuó haciéndose el buen padre, difamando a su esposa, contando que se iba con hombres y se quedaba solo con el niño, "que ella quería llevar vida de soltera", "que no tenía instinto maternal", y otras muchas lindezas que escapan al entendimiento.

Quizás esto ya fué al final, cuando la esposa ya no pudo más y tuvo que alejarse de su lado.

TODO comienza en un comentario, sigue con otros a lo largo del tiempo; puedes buscar explicaciones pero no las hay. Esa es la realidad. No las hay. Porque, nada, nada, justifica que te humillen, que te menosprecien, que te den un trato vejatorio, nada€ ni un simple comentario debe estar justificado.

Tú eres como eres, eres madre, mujer, lo haces lo mejor que puedes y sabes, y no busques un atisbo de culpabilidad en ti porque no la hay.

No permitas ni un desprecio, ni una mala palabra, ni que hablen mal de ti ante nadie, ni a solas, porque ese es el caldo de cultivo. Ahí es donde el enemigo está en su hábitat.

Sal de esa nube, de esa maraña y mezcla de sentimientos, sé fuerte, y rompe con esa oscuridad, porque si no lo haces, nada cambiará.

Pero si lo haces, todo será mejor, volverás a ser tú misma.