Hace unos días, desde las tres administraciones implicadas, se signó un acuerdo para repartirse el coste económico de las obras del Túnel Pasante de València, y la nueva Estación del AVE, vendido como panacea universal. Rápidamente, la inmensa mayoría de las fuerzas políticas, y poderes fácticos, se apresuraron a aplaudir. Ni un solo interrogante apreciaron a todo lo que esa innecesaria obra comportará de negativo a la ciudad y al servicio ferroviario en la década de su construcción.

Esta mega obra, se vende como la solución al mal servicio de cercanías, y algo imprescindible para poder llegar a Barcelona en AVE, y evidentemente, no es cierto.

En estos casos, las supuestas ventajas aparecen rápidamente encima de la mesa, entre ellas el tiempo que ahorrarán los trenes a Castelló, y que algunos ingenuos ya tasan en 20 minutos, algo totalmente irreal, ya que los trenes actuales tardan entre 12 y 14 en salir por el túnel del Cabanyal, y es ese tiempo el que se podría utilizar en cruzar la ciudad, también, por un túnel urbano. Por tanto, de manera efectiva no existirá ahorro de tiempo.

Se ha alegado por otro lado que las vías de tren dividen la ciudad, en este caso, los barrios de Russafa y Malilla, ¿acaso las autovías de acceso a València, como la avenida del Cid, Ademuz, o Áusias March, no lo hacen? .Y además ocupando más espacio, y mucho más ruidosas y contaminantes.

Otra razón aducida es que el tren podría parar en los campus universitarios, pero, no debemos olvidar que el metro y el tranvía ya lo hacen, y que lo verdaderamente necesario sería un mapa homogéneo de transportes que permita una intermodalidad ágil, con unas tarifas asequibles e integradas.

Llevar a cabo una obra de estas características implica abrir en canal la ciudad, y desangrarla durante 10 años, con unos movimientos de tierra y trasiego de camiones, insostenibles, además de condicionar el trafico ferroviario en distintas fases durante la construcción de la nueva estación, en el lugar por donde ahora pasan todas las circulaciones de Cercanías y Media Distancia, con unas reducciones de servicio que llegarán al 50% durante años, además de los incalculables retrasos que provoquen.

Algunas fuentes tasan en más de 1.000 millones de euros el coste, pero la experiencia de los últimos años nos indica que podría multiplicarse, sin alardear de futurólogos. Lo que sí es totalmente cierto es que la construcción del túnel pasante para llevar el AVE a Barcelona supondrá la muerte de L'Horta Nord, que acogería una nueva infraestructura en un espacio, no solo imprescindible medioambientalmente, sino que es un emblema cultural.

Por último, destacaríamos que no se han tenido en cuenta opciones mucho más coherentes, más baratas, y muchísimo menos lesivas para la huerta de València, la propia ciudad, o las usuarias de cercanías, como es la construcción de esa estación en Fuente de San Luis, donde no afectaría a la circulación ferroviaria durante su construcción, y costaría unas cantidades mucho más razonables, aprovechando el túnel del Cabanyal y construyendo un By-pass de mercancías paralelo al carretero, para, así, invertir los escasos recursos económicos, en lo que verdaderamente utiliza la ciudadanía a diario, las Cercanías y los Regionales, renovando el material ferroviario, incorporando personal para ofrecer un servicio seguro y de calidad, y adaptando las estaciones y los trenes a personas con diversidad funcional. Eso sí sería verdaderamente invertir en futuro.

Paula López Tormo "Indignats amb Renfe"

Juan Ramon Ferrandis Bresó "Plataforma de Defensa del Ferrocarril de CGT"