Desde que el 1 de Abril del 2018 la Generalitat valenciana quitó la gestión privada del Hospital público de La Ribera para asumirla directamente, este centro ha perdido más puntos en el ranking mundial que cualquier partido político, antes o después de los debates.

En estos días de recientes votaciones en España y en la Comunitat Valenciana, convendría hacer un resumen que haga pensar al votante sobre las acciones de los Gobiernos en la Sanidad. Porque sí. Los valencianos en particular y los españoles en general nos jugamos mucho en las próximas elecciones por lo que respecta al modelo de Sanidad que tendremos.

¿Qué Sanidad queremos? Una Sanidad con futuro, que garantice la atención de los ciudadanos en tiempos razonables y el mejor entorno para los profesionales; o una Sanidad del pasado, que está arrasando las arcas públicas, que cada vez tiene más listas de espera, que difícilmente sobrevivirá otra gran crisis. Sanidad y pensiones están en peligro. Lo saben los Gobiernos y lo sabemos la mayoría de los ciudadanos. Como para que los políticos nos digan ahora que mañana incluirán el dentista… eso sí, sin darnos un presupuesto, ni aproximado.

Nosotros sí que sabemos lo que nos conviene, sin que nos lo digan los políticos, tanto si cogemos la Sanidad pública, la concertada o la privada. Pero al tiempo que queremos la mejor y más completa atención, también somos realistas. Mucho más que los políticos, por cierto.

En el año transcurrido desde la reversión del Hospital de la Ribera a la gestión pública directa de la Conselleria hemos obtenido la respuesta a nuestros interrogantes sobre las bondades de un magnífico proyecto, inspirado en la Comisión Abril, cuya conclusión era «Financiación Pública suficiente y Prestación pública o privada, indistintamente»: el modelo de colaboración público privada en los hospitales funciona. Y funciona bien. Y no lo digo yo. Lo dicen los pacientes, los profesionales e informes oficiales imparciales como el de la Sindicatura de Cuentas de la Generalitat Valenciana. Sí, la misma que quiere destruir el modelo pidió un informe que dice que ese modelo es más eficiente y da más calidad en la atención a los pacientes.

Ahora, que sea el ciudadano quien decida con su voto a quién le paga por gestionar su Sanidad. Porque su salud, el tiempo de espera para una operación, para la prueba necesaria para un diagnóstico, depende de su voto. Lo primero que quedado claro tras la reversión es que en La Ribera se trabajaba bien, conforme a los parámetros marcados por Sanidad, y que los resultados de los acuerdos de gestión avalan ese trabajo. Un hospital que recordemos, se construyó en dieciocho meses, récord en España, y su gestión motivó un caso de éxito en la Universidad de Harvard, entre otros. Y sin que la Generalitat aportara ni un euro del Presupuesto para esta gran inversión. Gracias a la apuesta de una concesionaria, los ciudadanos de La Ribera han tenido durante casi 20 años un hospital público vanguardista, pionero en multitud de especialidades y técnicas, como la detección precoz del cáncer de mama que, por cierto, ha quitado la actual gestión por falta de recursos. Pero el Gobierno del Botànic nunca quiso mirar más allá de su propio muro ideológico. Muros de ideas que cierran la mente a la racionalidad, al sentido común y al bien común.

Ha quedado claro en estos doce meses tras la reversión que el Hospital de La Ribera era, con menos dinero, el de más alto rendimiento de España y por supuesto de la Comunitat Valenciana. Que un quirófano en Alzira hacía 2.000 intervenciones y en otros Hospitales no pasan de 700 al año. Más ingresos en menos camas. Y que eso ocurría por un modelo de gestión eficiente, que se preocupa por la salud de los ciudadanos antes de que enfermen; por la gestión eficaz de las camas; y por una política de recursos humanos que premia el esfuerzo, la dedicación y la atención rápida y de calidad a los pacientes. Por eso en La Ribera los médicos recibían unos incentivos atractivos mientras que en los demás Hospitales Públicos de València y de España los médicos y el resto del personal recibe una gratificación por productividad mucho más baja.

Es importante saber que la Generalitat ha mantenido el Convenio Colectivo hasta las elecciones, para pagar (con retraso, eso sí) a los médicos ese incentivo. Pero una vez pasen las elecciones, ese quitará ese incentivo que otros trabajadores de la Sanidad pública valenciana consideran un privilegio que ahora sólo tienen los de La Ribera. Y sin incentivos, se reducirá la actividad, por lo que si el Hospital quiere aproximarse un poco a lo que hace hasta ahora (aunque tarde y mal en el último año) tendrá que construir más quirófanos, poner más camas y contratar más médicos y personal sanitario PARA HACER LO MISMO. Si ahora ya gastan más para lo mismo, sin incentivos el gasto se triplicará. Eso es lo que ocurre en los demás hospitales de gestión pública.

Por tanto, todos los médicos de España y de la Comunitat Valenciana deberían pensar el próximo domingo qué Sanidad quieren. Porque también votamos eso.