Cada 9 de mayo celebramos el Día de Europa para conmemorar la famosa declaración de Schuman en la que proclamaba una cooperación política que hiciera impensable otro conflicto bélico.

Casi 70 años después podemos afirmar que la Unión Europea (UE) es, sin duda, un proyecto de integración de éxito valorado y anhelado fuera de nuestras fronteras. Un éxito en la preservación de la paz, en el respeto y defensa de los derechos y libertades y en la construcción de un espacio de progreso económico y social, en donde la socialdemocracia ha sido determinante.

Y ahora, el próximo 26 de mayo, conjuntamente con las elecciones municipales, estamos llamados a votar para elegir a nuestros representantes en el Parlamento Europeo. Unas elecciones que son vitales porque nos jugamos nuestro futuro y donde la participación es fundamental, porque cada voto cuenta para decidir qué Europa queremos.

Nos jugamos nuestro futuro porque sólo desde la UE, que representa a 500 millones de habitantes y es la primera potencia comercial del mundo, podemos hacer frente a los grandes retos que tenemos por delante, como la globalización, el desafío tecnológico, la lucha contra el cambio climático, el terrorismo y la defensa de nuestros intereses frente a las grandes potencias mundiales.

Nos jugamos nuestro futuro porque esta vez elegimos entre votar más y mejor Europa, o votar a partidos que quieren acabar con ella, partidos nacionalistas, populistas y xenófobos, que han sabido aprovechar muy bien el descontento y la desesperación de mucha gente que ha sufrido las consecuencias adversas de la revolución tecnológica y el desigual reparto de los beneficios de la globalización. Partidos que abusan de lo más fácil en política: alentar sentimientos identitarios vulnerando los principios democráticos, algo que en España y en Europa sabemos bien a dónde lleva.

Los socialistas queremos a Europa y sabemos muy bien que ni España ni la Comunitat Valenciana serían hoy lo que somos si no fuera por ella. El desarrollo de nuestras ciudades y pueblos, la construcción de nuestras infraestructuras y equipamientos sociales, el desarrollo de la política agraria, las Becas Erasmus, han sido y son financiados con fondos europeos. Nos jugamos que eso deje de ser así.

Los socialistas estamos convencidos de que Europa es la solución a nuestros problemas. Pero necesitamos una Europa mejor, más justa, progresista y próxima a los problemas reales de los ciudadanos, para que vuelvan a percibir a Europa como suya y sentirse orgullosos de formar parte de ella.

Tenemos un gran reto por delante. Pero podemos lograrlo si apostamos por la Unión Europea que defendemos los socialistas.

Una Europa con una mayor y mejor integración, con más solidaridad entre los Estados miembros y más eficiente en su toma de decisiones.

Una Europa con una política de migración común que, en coordinación con nuestros países vecinos y con los países de origen, sirva para establecer un canal seguro y legal de entrada y que aplique una política armonizada de asilo, con sanciones para quien incumpla sus obligaciones con los derechos humanos. Algo a lo que se opone el Partido Popular Europeo.

Una Europa con una auténtica Unión Económica y Monetaria que garantice la estabilidad del euro y mejore la convergencia de las políticas fiscales.

Una Europa que defienda a su sector agrario y el desarrollo rural atendiendo los problemas demográficos.

Una Europa que lidere la lucha contra el cambio climático, reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero, el uso de energías renovables y el ahorro energético.

Una Europa con un auténtico pilar social que proteja a los ciudadanos, que regule y garantice unas condiciones de trabajo justas a cualquier trabajador, con un marco europeo de salarios mínimos, con un suelo de protección social garantizado y con una Garantía Infantil Europea que asegure a cada niño en riesgo de pobreza el acceso a una vivienda digna, a la salud, a la educación y a una nutrición adecuada.

Esta es la Europa que queremos los socialistas, en la que creo y por la que pido la confianza de los ciudadanos.