Los veranos son traicioneros. Traen descanso, paz y perspectiva. Al tiempo se llevan esperanzas y a algunas personas que dejan vacíos para los que se quedan. Siempre surge la duda acerca de quien escribirá sobre nosotros cuando nos vayamos. El poeta Emili Boïls dejó en su Llibre del Temps, de 1972 , versos sabios en la pieza «Prometeu-me memoria»: «Us deixe un testament: la meua vida,/la qual acabarà quan jo sabré/ que vosaltres heu començat a viure».

Gisela Teschendorff. Este mes de agosto, lejos de la frivolidad oportunista de la concesión de galardones y medallas institucionales de conveniencia, hemos perdido a una honorable persona: Gisela Teschendorff, que se esperó al final y nos dejó de repente el viernes día 30. Martín Domínguez Barberá, maestro de periodistas, explicaba que dar tierra a los muertos no es sólo concederles adecuada sepultura. Sino situar a cada cual, según su talla, en el sitio justo. En esta misión corresponde a los periodistas un deber irremplazable. Cronistas del día a día -au jour le jour que decía Hubert Beuve- Méry, escritor magistral y fundador de Le Monde- con el compromiso de dar voz a quien no la tiene para que se conozca su luz. Vivimos en tiempo de frivolidades e intereses en el que los medios de comunicación y quienes los hacemos posibles, estamos al vaivén de los grupos de presión. No importa tanto la dimensión cierta de quienes perecen en el intento de dignificar la vida, como las cuentas bancarias y la complacencia con quienes influyen.

En memoria. Vio la luz en 1955 en València, Gisela Teschendorff Ferrer, con ascendencia en una familia de exportadores de vinos cuya continuidad prosigue su hermano Willy Teschendorff. Se afincaron en tierras valencianas por la proximidad de la denominación Utiel-Requena y la ventaja estratégica de una salida al mar a través del Puerto de València. En su entorno se situaron alemanes,franceses, italianos, suizos, belgas, ingleses, a raíz de la epidemia de la filoxera que arrasó las viñas del sur de Francia a caballo entre los siglos XIX y XX. Su decadencia fue nuestra fortuna.

COMUNICA. Licenciada en Psicología por la Universidad de València, fue directora de Protocolo en Feria València y dirigió la Feria COMUNICA. Uno de los proyectos más sugestivos de la institución ferial valenciana que fue absorbido, tras varias ediciones, por los celos, la estulticia y el torbellino del PP que pretendió controlar todas las ferias. La Feria COMUNICA, creada en 1996, reunió a 14 sectores de la comunicación: telecomunicaciones, informática, multimedia, internet, producción audiovisual, publicidad, televisión, artes gráficas, radio, diseño, interiorismo, prensa, consultoría o marketing. Fue el resultado de integrar la feria del audiovisual VIDEOGRAF - MERCAFILM, que llevaba diez años celebrándose, con una oferta complementaria que supo aglutinar Gisela Teschendorff. Coincidí con ella en el comité organizador presidido por Lluís Miquel Campos y conformado por José Luis Riera, Pepe Gimeno, Antoni Ros, José Luis Forteza, Juan Ramón Moscardó, Nacho Lavernia o Luis Torres. Todos primeros espadas del sector de la comunicación. El resultado fue 80 expositores, más de diez mil metros cuadrados de ocupación y 10. 500 visitantes en un fin de semana. Cifras que jamás logró reunir el certamen con el que pretendieron sustituirlo los nuevos comisarios feriales del Partido Popular y algún renegado.

Adversidad. En su última etapa Gisela sufrió los rigores de la reducción de empleo y los ERES que afectaron a Feria Valencia, esquilmada por la ampliación desproporcionada y megalómana, con intereses crematísticos y abundancia de gin-tonic, que padeció la institución. Las consecuencias de la incompetencia y la irresponsabilidad que presidieron la aprobación de estas reducciones de empleo todavía colean. Han perjudicado la existencia y la proyección futura de las ferias valencianas, sin que nadie lo remedie ni asuma que fue de su incumbencia. Nefasta gestión económica y política que dejó como herencia más de mil millones de deuda a los valencianos. Gisela Teschendorff que, por fin consiguió jubilarse anticipadamente, pasó a colaborar con Cáritas en varias actividades de organización y gestión hasta que cayó fulminada en Dènia el pasado fin de semana. Nos había invitado a cenar cinco días antes a un grupo de amigos, para transmitirnos sus preocupaciones y múltiples proyectos. Una nueva etapa que no ha podido iniciar. Su trayectoria se reduce a elegancia, discreción, generosidad y dedicación. Con una vitalidad diversificada hacia los suyos y los demás.

Amante del mar -la mer, toujours rececomencée! de Paul Valery-, de la actividad permanente, de los viajes con substancia, de la amistad cultivada sin aspavientos. Su final responde a los versos de Pedro Salinas:

Del aire te defendiste,/el tiempo nunca te pudo,/pero te rindes al agua.