Hace pocos días, una aplicación para luchar contra el desperdicio de alimentos, compró su competidor español. Para quien no las conozca, estas apps sirven para adquirir los alimentos que no se compran o consumen en restaurantes, hoteles y supermercados durante la jornada a un precio reducido. Una forma de disminuir el exceso de comida de manera eficiente.

Nuestra generación es cada vez más consciente de que se enfrenta a problemas transversales en nuestra vida diaria, como el cambio climático y la escasez de recursos alimenticios, cuestiones que requieren soluciones urgentes.

Probablemente desconocemos que la comida desperdiciada emite potentes gases de efecto invernadero cuando se descompone. Si a todo ello, añadimos los ya emitidos procesando esos alimentos, tenemos el doble de emisiones, lo que resulta un auténtico derroche inasumible y, por supuesto, insostenible. En este sentido, el último estudio del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación indicaba que, en 2018, los hogares españoles tiraron un 8,9% más de comida y bebida que el año anterior, es decir, 1.339 millones de kilos/litros. Todo ello, a pesar del compromiso adquirido en 2015 con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU, en el cual España se proponía reducir estas cifras a la mitad. Este derroche supone uno de los mayores retos a los que nos enfrentamos las empresas del sector alimentario y, a la vez, una oportunidad en la que debemos centrar parte de nuestros recursos en investigación, fomentando nuevos proyectos, negocios y formas de aprovechamiento.

Con el fin de cumplir con los ODS de la ONU, España cuenta con la estrategia “Más alimento, menos desperdicio (2017-2020)”, documento en el que se destaca la responsabilidad del consumidor, pero en el que se olvida el papel del resto de los actores implicados. La cadena de producción es absolutamente consciente del papel protagonista que debe jugar en esta cuestión y es que, según AECOC, prácticamente el 40% del total del desperdicio que se genera en la cadena de valor tiene su origen en el sector primario y en la industria. ¿Las razones? Desde factores climatológicos, o de sobreproducción hasta la existencia de productos no óptimos en términos de forma, tamaño y color, por no hablar de los cercanos a la fecha de consumo preferente…

El nacimiento de estas nuevas tecnologías no es más que un reflejo, en nuestra sociedad y en los nuevos hábitos del consumidor, de la creciente concienciación en torno a ser responsable con el medio ambiente. Desde luego, esto no es suficiente.

Es indispensable que todas las compañías del sector de la alimentación estemos alineadas y trabajemos en una misma dirección para diseñar procesos que permitan transformar estos alimentos en productos sostenibles y producidos con la mayor eficiencia, paliando y optimizando el desperdicio alimentario.

La alimentación debe ser sinónimo de salud, sostenibilidad y democracia, a la vez que antónimo de obesidad, cambio climático o malnutrición. Ser sostenible consiste en consumir menos recursos y aprovechar los excedentes eficientemente y, la innovación, es la clave para conseguirlo. En esta línea, han surgido distintas iniciativas de las que tenemos que tomar ejemplo: existen organizaciones sin ánimo de lucro que recogen la fruta y verdura descartada, pero apta para su consumo y la donan a entidades sociales para democratizar el acceso a alimentos frescos o bien las transforman en conservas naturales y artesanales, para su posterior comercialización. También han aparecido aplicaciones móviles que se sincronizan automáticamente con las compras de alimentos online, y envía notificaciones a los usuarios cuando la fecha de caducidad de estos se acerca, permitiendo un consumo eficiente de estos. O bien, otra que permite a los consumidores seguir en tiempo real los precios de los productos del retail. Siendo precios dinámicos, los propios retailers pueden rebajarlo en los casos de que se acerque la fecha de caducidad del producto.

Desde Km Zero queremos liderar esta concienciación y la búsqueda de soluciones para reducir el desperdicio alimentario a todos los niveles de la cadena de producción y consumo, desde productores e industria, hasta asociaciones de empresas, centros tecnológicos y de investigación, universidades, entidades públicas y, como no, startups y spinoffs que junto a medios de comunicación especializados, líderes de opinión y restauradores, formaran parte del foro Ftalks’19, un evento internacional que proporcionará el marco creativo y empático con los grupos de interés correspondientes, con el objeto de hacer viables nuevas soluciones en el sector, que respondan a las necesidades de una sociedad sostenible e inclusiva, contribuyendo con los Objetivos de Desarrollo Sostenible.