Un año más celebramos el día Europeo de la Mediación, que si siempre fue ésta un medio aconsejable para resolver conflictos, esta vez parece muy necesaria a la vista de la crispación de nuestra sociedad.

No parece que como alguien concluyó, ciertas posiciones políticas mejoran promoviendo la crispación.

Muchos conflictos tienen su raíz en la injusticia, las desigualdades, las mentiras y también al encerrar a los contrarios en las cárceles del pensamiento o en cordones sanitarios de cualquier índole.

Los límites de la mediación en todos los ordenamientos ha sido la ley. El problema es cuando la ley ignora derechos de minorías o de los disidentes o cuando se pretende cambiar la ley para que las minorías se impongan a las mayorías.

La Mediación no se plantea la legitimidad de la Ley. La respeta. En nuestros sistemas la ley, al final es el resultado de la voluntad de las mayorías parlamentarias y consecuentemente es legal y legítima. La cuestión es si los relatos para conseguir la voluntad de las mayorías son legítimos, y aquí se nos plantea la legitimidad de los emisores del relato a hacerlo. Sin duda, el respeto a los derechos de la persona no puede privarla de su derecho a emitir su relato. La cuestión es que no todos los relatos son legítimos y legales. ¿Quién dice que relato es ilegítimo? Cuando el relato fomenta o se construye sobre el odio, el enfrentamiento, la desigualdad, la injusticia, la crispación, la exclusión, la mentira, las rupturas…; las personas de buena voluntad; sin apelar a justificaciones ideológicas, intereses partidarios u objetivos tácticos, los identifican, incluso aunque puedan ser legales en un determinado momento.

La Mediación y el Mediador intentan, cumpliendo la ley, que las partes en conflicto lleguen a acuerdos y les tratan de ayudar a que identifiquen esos relatos ilegítimos que les separan y les llevan a los conflictos. Relatos que en muchos casos subyacen en el subconsciente, como sucede en las sociedades, y que solo al final, la íntima reflexión personal o social puede descubrir y revisar.

La ley, aunque fuera resultado del ilegítimo relato estamos obligados a cumplirla, pero no por eso se puede privar a nadie de su derecho a intentar cambiarla, sustituyendo el relato ilegítimo por uno legítimo, basado en aquello opuesto a lo que las personas de buena voluntad identificaron como relatos construidos sobre el odio, el enfrentamiento, la desigualdad, la injusticia, la crispación, la exclusión, la mentira, las rupturas… A las personas de no buena voluntad procedería convencerlas o convencer a quienes se creen de buena voluntad que no lo son, pero a la postre somos libres de nuestras decisiones y destino.

La Mediación y los Mediadores no solo pueden intentar ayudar a que las personas identifiquen, con esa reflexión personal, los relatos ilegítimos para sustituirlos por otros que desarmen sus conflictos y lleguen a acuerdos, sino que también pueden intentar hacer lo mismo por los pueblos y las naciones.

Confiemos en que los Mediadores sean personas de buena voluntad. No obstante, siempre tendremos el derecho a rechazarlos.

La sección Valenciana de GEMME (Grupo Europeo de Magistrados por la Mediación) y de PNPM (Punto Neutro para la Mediación-Valencia), hoy 17 de enero ponen su grano de arena por la Mediación, celebrando el día Europeo de la Mediación en el Salón de actos de la Ciudad de la Justicia de València iniciándolo a las 9,30 de la mañana con diversas actividades: Casos prácticos, entrevistas y un cierre musical. Lo menos que podemos hacer es agradecer a GEMME y todo el equipo de PNPM Valencia, dirigido por el Magistrado Juan Francisco Mejías por celebrarlo una vez más.