En 1885 nos dimos cuenta de que había unos seres vivos inferiores más pequeños que las bacterias. A nivel elemental, de quienes no tenemos especialización médica pero sí una cierta base científica, quería recordar unas cosas sobre los virus, si no interesantes, curiosas.

La primera sería: el primer contacto de un científico con un virus se produjo en el año 1885 y fue con un virus vegetal. Hasta entonces todas las enfermedades que se conocían -enfermedades y plagas-, eran producidas dentro del mundo de los microorganismos o por bacterias (microorganismo unicelular procariótico) o por hongos (seres unicelulares o pluricelulares) o por protozoos (seres unicelulares).

Pero en el año 1885 la industria del tabaco que era floreciente entonces estaba muy preocupada por la aparición de una enfermedad que consistía en que las hojas de la planta -que era para fabricar los habanos aparecía una serie de manchas que parecían como un mosaico, como un pavimento de baldosa y a esa enfermedad se le dio el nombre de mosaico del tabaco (que posteriormente sería el virus del mosaico del tabaco que tiene forma cilíndrica). Se estudiaba mucho sobre ella.

Un investigador ruso, el biólogo Dmitri Ivanovski, estaba estudiando la enfermedad y comprobó algo terrorífico: cuando se hacía una especie de papilla con la savia de las plantas infectadas, y se hacía pasar por un filtro bacteriano (un colador con unos poros tan pequeñitos que no dejan pasar a las bacterias) perdía su poder infeccioso porque las bacterias quedaban detenidas. Sin embargo, la enfermedad del mosaico del tabaco pasaba los filtros bacterianos. Quiere decir que -por primera vez en la historia de la ciencia- en 1885 nos dimos cuenta de que había unos seres vivos infecciosos más pequeños que las bacterias. Y, entonces Ivanovski le dio el nombre de microorganismos filtrables; se podían filtrar.

A continuación se intentó ver estos microorganismos. Claro, con los más eficaces microscopios ópticos de la época no había manera de verlos. Eran seres vivos filtrables e invisibles. La prueba era cultivarlos. Las bacterias se cultivan en sueros con agar extraídos de las algas, se les pone a temperatura óptima. Pero los virus no se podían cultivar. De manera que la ciencia vio con pánico que había unos organismos que eran filtrables, por ser pequeñísimos, invisibles porque no había manera de verlos e incultivables. Y esto fue la primera definición que se le dio, virus.

Al poco tiempo también se pensó que esos seres misteriosos, invisibles e incultivables, que podían infectar a la planta del tabaco, podrían también producir enfermedades a los animales. El primer caso que se comprobó fue el de la fiebre amarilla (enfermedad vírica aguda). Pues la ciencia tuvo que enfrentarse a esto. Claro está, los virus siguen siendo filtrables porque no han crecido, son pequeñísimos. Pero ya no son invisibles porque los visualizó la aparición del microscopio electrónico. Y sí son cultivables. Aquí viene el gran secreto. Son cultivables solo dentro de células vivas, porque el virus, precisamente, invade una célula superior, una célula viva, que puede ser una bacteria, una célula animal o vegetal, y dentro de ella se multiplica.

Una vez que se ha multiplicado en esa célula viva sale al exterior pero se queda convertido en una birria. Hasta el punto de que fuera de una célula viva el virus deja de ser considerado un ser vivo, cristaliza. Y se le llama solamente virión (partícula infectiva). ¿Y cómo es uno de estos seres que causó terror a finales del siglo XIX? El virus llama la atención por su extraordinaria simplicidad. No es más que un ácido nucleico ya sea desoxirribonucleico (ADN) o ribonucleico (ARN) envuelto por una cubierta de proteína que se llama cápside (conjunto de proteínas que envuelve el material genético).

La forma de luchar contra los virus, puesto que los antibióticos no les hacen efecto, es fundamentalmente la vacuna. Al principio, se utilizaban como vacuna virus vivos atenuados que quiere decir congelados pasados por antisépticos. Pero los virus, muchas veces, producían reacciones. Hoy en día, las vacunas contra los virus no necesitan emplear el virus entero, basta con un trocito de su cubierta, con un trocito de la proteína de su cubierta.

Se tardará unos meses, pero se conseguirá una vacuna para combatir el famoso coronavirus de Wuhan. Este virus se denomina así por la corona que presenta en su morfología. Y hay que decir muy claramente que el virus que está fuera del organismo animal vive muy poco, ya que se hace inerte cristalizando. No se ha comprobado que este virus afecte a las mascotas domésticas. No tengamos temor que no afectará a nuestros gatos ni a nuestros perros o a nuestros canarios.

El coronavirus de Wuhan, está demostrando una gran capacidad de mutación. Se decía que el coronavirus podría haberlo transmitido un mamífero asiático llamado pangolín (proviene del idioma malayo peng - guling,el que se enrolla), cuyo nombre científico es Manis pentadactyla por sus cinco dedos. Es un mamífero folidoto, (Pholidota, término científico que viene del griego y que significa "cubierto de escamas). También se decía que podría haberlo transmitido alguna especie de mamífero volador (murciélago -quiróptero). La palabra quiróptero viene del griego y significa mano y pterón (ala). Pero ambas especies animales han quedado descartadas como transmisoras del coronavirus.

Hace unos años hemos pasado otras crisis como la enfermedad por el virus del ébola, o la encefalopatía espongiforme bovina, conocida popularmente como la enfermedad de las vacas locas, que se cargó a todo el sector cárnico español. Esta no viene de ningún virus, ningún hongo y ninguna bacteria. Es un prion compuesto por aminoácidos y no presenta material genético.

Esta crisis también pasará. Aunque se hace un llamamiento a la tranquilidad, no hay que bajar la guardia.También por el tema del coronavirus, las implicaciones económicas pueden cambiar la economía mundial. Por todo esto estamos en un momento de estrés para la humanidad completa.