Hace un par de semanas se dibujaba una vía valenciana hacia el acuerdo para hacer frente a los efectos del COVID-19 al modo y manera de los obtenidos en otros momentos de nuestra reciente historia y que ya recordé: el de la constitución de la Academia Valenciana de la Lengua y el de la reforma del Estatut. Como entonces, siempre pensé que se podría avanzar en la centralidad que representan los dos grandes partidos, PSOE y PP, y Ciudadanos que parece recuperar el espíritu de su fundación. Es verdad que el escenario de la nueva política ha generado nuevos actores, algunos de ellos dentro del Consell, como Podemos y Compromís, que sitúan la negociación en otro espacio de juego. Como dije, los extremos siempre han estado al margen de los grandes acuerdos de Comunitat, y seguramente ahora no iba a ser distinto. Porque entienden las reglas del juego democrático a su manera. O estás conmigo o estás contra mí. No hay espacio para el acuerdo. Estar en un gobierno de coalición debería generar una especial responsabilidad a los actores más relevantes. Pero no es siempre así. Se ha visto a partir del momento en que se han tensado las posiciones a raíz del debate en el Parlamento español. La vía valenciana debería evitar el contagio. No sé si los actores en presencia tendrán la capacidad para abstraerse de ese bronco debate a nivel nacional. Pero sería del todo necesario que los liderazgos a nivel de Comunitat tuviesen la suficiente fortaleza y determinación para hacerlo. Porque solo así podrán avanzar en la conformación de un espacio que supere el momento, que alce la mirada y genere propuestas que aborden la inmediatez y otras que cambien modelos y consoliden una posición de Comunitat próxima a la de las regiones más avanzadas económica y socialmente. Conformar esas propuestas más allá de la teatralidad de los espacios elegidos, (Corts, Mesa de diálogo social y mesa territorial) requerirá un trabajo serio por la parte ejecutiva, especialmente del Consell, pero sobre todo de aquellos que tienen que sintetizar y plasmar los acuerdos a corto, medio y largo plazo. Es un trabajo que abunda en la línea del informe elaborado por el IVIE y debe ir más allá. Requiere altura de miras y determinación por parte de los líderes de los respectivos partidos para que quienes conforman sus formaciones les secunden, superen las posiciones partidistas y renuncien a monopolizar las ideas y las acciones de gobierno. La situación más que nunca exige superar apriorismos, prejuicios y posiciones supremacistas. El terreno de juego se está embarrando por momentos. Al choque directo que nos lleva la situación, anómala en el espacio europeo, que genera la presencia en el gobierno español de una formación de extrema izquierda se une la asunción en demasiadas ocasiones de posiciones de extrema derecha por parte del PP para competir con Vox. Los polos opuestos tienden a atraerse, y en la confrontación andan todos, sin importarles lo más mínimo el drama que hemos vivido y el que se avecina a nivel económico y social. En el ámbito de nuestra Comunitat hay que señalar además el difícil equilibrio entre quienes están en el Consell partidarios de acuerdos y aquellos otros que piensan que es buen momento para marcar distancias de carácter territorial, aunque es evidente que no es el momento. A todos hay que pedirles que dejen las banderías y apuesten por la concordia y el trabajo común. A los que quieran avanzar exigirles responsabilidad y valentía. Es un momento difícil pero cabe apelar al sentido común y a lo que, en ocasiones como ésta, diferencia a los buenos de los mediocres: el sentido de Estado. Ahí habrá quien no estará seguro. Los que no creen en él. Pero los ciudadanos, sin duda, lo agradecerán.