Mi nombre es Xelo y soy la hija de una residente en una residencia de mayores de la Comunidad Valenciana. Parece que todo ha pasado y que aquí no pasa nada y todo vuelve a esta nueva extraña normalidad. Tenemos que seguir la ciudadanía con ciertas precauciones: llevar mascarilla, guardar distancia, etc. Estamos todos expectantes a ver si sale una vacuna o un remedio para la COVID-19, pero en las residencias de nuestros mayores, salvo su confinamiento nada ha cambiado.

Seguimos con unas ratios de personal bajas, que vienen de una normativa, la Orden de 4 de febrero de 2005, de la Conselleria de Bienestar Social, por la que se regula el régimen de autorización y funcionamiento de los centros de servicios sociales especializados para la atención de personas mayores que tiene ya una antigüedad de más de 15 años y que además es fruto de la Ley 5/1997, de 25 de junio, por la que se regula el Sistema de Servicios Sociales en el Ámbito de la Comunidad Valenciana, con una antigüedad de más de 23 años. Tenemos en la Comunidad Valenciana un marco normativo para las residencias y para nuestros mayores que está anticuado y obsoleto y que además, ante la nueva realidad de la pandemia, aún pone más de manifiesto sus carencias. Los ratios de personal han quedado claramente desfasados e insuficientes para las necesidades de nuestros mayores.

Tenemos a nuestros mayores concentrados/confinados en las residencias con unas infraestructuras y unas dotaciones que la actual coyuntura ha puesto de manifiesto la precariedad en la que se encuentran.

¿Qué se está haciendo por nuestros mayores? ¿Alguien ha hablado con ellos y les ha preguntado qué quieren o qué necesitan? ¿Han preguntado a su interlocutor más cercano, que son sus familiares? ¿Se está haciendo algo desde la Conselleria o desde los centros residenciales buscando soluciones reales en las que participen activamente los usuarios, residentes, familiares y trabajadores?

Los residentes son personas normales, pero con unas necesidades singularizadas. Los familiares somos sensibles a sus necesidades y queremos soluciones. Y además, en estos tiempos se ha puesto de manifiesto la precariedad con la que se mueven los trabajadores de las residencias, con salarios que sí, se ajustan a convenio, pero no está suficientemente recompensado su esfuerzo y muchos de ellos acaban marchándose de las residencias concertadas o privadas a las públicas, donde su salario es mucho mejor. Y además hay que hablar de la temporalidad de los trabajadores, hay escasez de plantilla fija lo que además de peores salarios, incentiva a los trabajadores a buscar estabilidad laboral en otros sitios.

Lo anterior viene a perjudicar gravemente a los residentes, quienes, como todos, tenemos hábitos y costumbres que a esas edades y con sus necesidades, la continua rotación y cambios del personal que los acompaña les desorientan y perjudican, repercutiendo en su salud física y mental.

Queremos que nuestros familiares reciban los cuidados y servicios con un mínimo de calidad, dignidad e implicación de todas las partes que componen las residencias. Creemos que el actual marco normativo está caduco y que la actual configuración de las residencias debe ser sometida a un cambio en profundidad en la que se vean implicados todos los agentes que participan en ellas, no solo los técnicos, empresarios y políticos, sino también los usuarios, familiares y trabajadores. Y no solo en encuestas que no sabemos dónde acaban, sino en reformular el sistema de las residencias y teniendo en cuenta, fundamentalmente, el día a adía de las residencias, todo ello con el único fin de dar un servicio de calidad y que cubra correcta y satisfactoriamente sus necesidades. Y además, algún día nosotros seremos usuarios de estas instalaciones.

Por todo ello pido que se revise en profundidad y con la mayor brevedad posible el actual marco de las residencias y se adecuen a la actual realidad.

El pasado día 24 de junio envié al correo electrónico de Vicepresidencia y al de Mónica Oltra un escrito en el que ponía de manifiesto mi inquietud y que todavía no he tenido ninguna respuesta. ¿Me llegará algún día alguna respuesta? Mi madre es mayor y se le agotan los días sin ver algún cambio en positivo hacia una nueva realidad de las residencias.