La situación en el sector turístico español es dramática. El confinamiento y las reglas de distanciamiento social han hecho que la caída de los ingresos haya sido cercana al 100% durante los meses de mayo y junio. En todo caso, desde la desescalada se ha asistido a una recuperación desigual de la actividad en casi todos los frentes. Primero fueron las zonas que tienen frontera con Francia las que mostraron las primeras señales positivas. En particular, provincias como Huesca, Lleida o Girona han llegado a registrar durante el mes de julio niveles de gasto en tarjeta de crédito realizado por extranjeros, similares a los observados en el mismo mes hace un año. Asimismo, los destinos tradicionales de playa como Balears, Canarias, Málaga o Alicante han pasado de mostrar caídas de alrededor del 100% a algo entre el -35 y el -60%. Con menos "fortuna" han corrido destinos de turismo urbano como Madrid, Barcelona o Sevilla donde las caídas se mantienen entre el 70 y el 80%. Por su parte, el redireccionamiento del gasto nacional hacia destinos interiores puede explicar que algunos de los más elevados crecimientos en el consumo doméstico se estén registrando en Asturias, en las Castillas o Extremadura. En resumen, las recuperaciones más importantes se han dado en destinos que no representan una parte significativa de los ingresos por turismo, mientras que en las zonas de playa o ciudad que tradicionalmente registran más afluencia, las caídas en el gasto siguen siendo superiores al 50%.

Es en este contexto que se han comenzado a observar rebrotes de la enfermedad y donde se han anunciado restricciones a la movilidad por parte del Reino Unido o recomendaciones a no viajar a nuestro país. Esto ha hecho que la incipiente e insuficiente recuperación que se venía produciendo, se haya detenido. Por ejemplo, en zonas particularmente afectadas por la enfermedad como Zaragoza o Barcelona se detecta que la recuperación del gasto de turistas extranjeros se ha revertido y las caídas han vuelto a tasas cada vez más negativas.

Como consecuencia, el sector necesitará de la implementación de políticas ambiciosas y de una movilización importante de recursos para salvar buena parte de su tejido. Esto es necesario porque, suponiendo que se pueda alcanzar el objetivo de tener una vacuna durante los próximos años, el turismo continuará siendo una parte importante del modelo productivo español. El país tiene una ventaja comparativa en la producción de este tipo de servicios, no sólo por la dotación de recursos naturales (sol y playa) y la cercanía a países de elevado ingreso, sino porque se han desarrollado empresas altamente competitivas que proveen al visitante con una experiencia de calidad. Por otro lado, la capacidad de creación de empleo del sector no es fácilmente sustituible y será parte importante de la reducción del paro que se pueda observar durante los próximos años.

Por estas razones, las políticas públicas deberían caminar hacia preservar esas relaciones ya construidas entre empresas y trabajadores, al mismo tiempo que se potencia la transición hacia un sector con mayor valor añadido. A este respecto, las garantías públicas para la extensión de crédito y la incentivación en el uso de los ERTEs han sido pasos en la buena dirección. El siguiente reto estará en la eficiente utilización de los recursos que provengan del fondo de recuperación europea (Next Generation EU), que permitan garantizar la salud de las personas, asegurar la supervivencia de las empresas más competitivas, y transformar el sector haciéndolo más digital y sostenible.

*Economista Jefe para España en BBVA Research