Con toda la mierda que está saliendo acerca de las finanzas de Podemos todavía no se ha producido ni una sola dimisión. También Sánchez calla y avala con su silencio estas presuntas corruptelas. Las mismas que llevaron al actual presidente del Gobierno Pedro Sánchez a presentar una moción de censura contra Mariano Rajoy por no atajar la corrupción que salpicaba al PP, Recuerdo cuando el señor Pablo Iglesias cargó contra toda la cúpula del PP y el propio Mariano Rajoy por la supuesta caja B del partido y pedía dimisiones a diestro y siniestro. Ya ven las vueltas que da la vida.

Hoy se han vuelto las tuercas en su contra y es Podemos quien se va a sentar delante de un juez para explicar las finanzas de la formación morada, tras las denuncias de un abogado de la formación de Pablo Iglesias que les acusa del cobro de sobresueldos. Todo muy transparente y legal.

Aunque a algunos les gusta poco echar mano de hemeroteca convine recordar cuando el propio Iglesias durante un debate electoral en 2016 se pronunció a favor de asumir responsabilidades políticas cuando se abriera juicio oral en casos de corrupción. No cuando hubiera una sentencia firme sino cuando se abriera juicio oral. He vuelto a ver aquellas imágenes y fue tajante en su afirmación cuando el periodista Vicente Vallés le formuló la pregunta: dimisión. Así de rotundo fue y con la misma contundencia debe actuar.

Ahora tiene una oportunidad de oro para cumplir su palabra después de que un juez haya acusado a la formación morada de malversación y administración desleal, entre otros delitos.

Cuando la famosa caja B del PP y la presunta financiación irregular, Iglesias se convirtió en el adalid de la nueva política y de la regeneración democrática de este país, convirtiéndose en el azote de la derecha.

Ha llovido mucho desde aquel movimiento del 15- M que sedujo a muchos ciudadanos cansados de los casos de corrupción de la política española y que movilizó a millones de personas que pensaron que otra forma de hacer política era posible.

Un movimiento absolutamente legitimo que nació del hartazgo y el descontento de muchos ciudadanos cansados de que les tomaran el pelo, pero que algunos espabilados sin oficio ni beneficio aprovecharon para saltar a la política, vivir del cuento, enchufar a familiares y amigos y convertirse en casta.

Los mismos que daban lecciones de moralidad a todos los demás, ahora tienen que rendir cuentas ante la justicia. Patético.