"Lo más importante es que no se sabe qué hacer con el Ejército" resume Pere Ortega, presidente del Centre J. M. Delàs d´Estudis per la Pau, Centro de Investigación sobre temas relacionados con el desarme y la paz, en intervención radiofónica.

"Defensa prepara rastreadores (rastreadoras) en el Ejército, que podrán estar a disposición de las CCAA (Comunidades Autónomas) si lo solicitan" (Europa Press 25/07/2020), "Un escenario de control de la pandemia en el ámbito de la Defensa". ¿Mensaje tranquilizador o todo lo contrario? Posteriormente, con fecha del doce de agosto y respecto a tal punto ECD Confidencial Digital publica: "Sigue habiendo personal de las Fuerzas Armadas descontento por la poca antelación con la que se informa a los militares". ¿Mantener en vilo y desconcertar es la táctica?

"España se plantea pagar un ejército de rastreadores con los 9.000 millones del fondo Covid" notifica la página web corobabn.om de hace un mes; mientras que fuentes como la citada ECD Confidencial Digital expone: "(las) los rastreadores del ejército también tendrán que ser voluntarios". Entonces ¿sí o no? hay dinero para las personas rastreadoras.

Algunas noticias referidas al asunto del rastreo militar y el personal encargado apuntan que además de no recibir pago alguno más allá del salario correspondiente a su trabajo habitual en el Ejército, ha de ser conocedor de informática y relaciones sociales, actuando desde su actual destino y contando con una instrucción preliminar de dos semanas. En junio la isla de La Gomera fue escenario de la prueba piloto (Radar COVID-19), un rastreo tecnológico desarrollado, contractualmente, por Indra ("INDRA, una industria de guerra" enuncia Pere Ortega su artículo para blogs.público.es). Ya ¡en el mes de marzo! para más detalle ¡el día trece! maldita.es sacó un texto titulado: "¿Qué sabemos sobre la oferta de trabajo con la que Indra busca 250 teleoperadores "para la campaña COVID-19" a través de Manpower? Es real". ¿No fue el once de marzo cuando la OMS (Organización Mundial de la Salud) "declaró que la situación de emergencia ocasionada por el brote epidémico de COVID-19 constituía una pandemia"?

Rastreo mediante una App del Gobierno que utiliza el bluetooth de los móviles. CNN en Español fechado en abril del dos mil veinte comunica las siguientes palabras de Andrew Cuomo, gobernador de Nueva York: "Este ejército se encargará de rastrear a quienes hayan dado positivo en las pruebas de coronavirus para después identificar a las personas con quienes tuvieron contacto y posteriormente aislar a esas personas". ¿Y quién no tenga hogar? ¿Cómo subsistir? ¿Qué hay de las multas de miles de euros? ¿Quién verifica las identificaciones como libres de manipulación? "Más de 100 organizaciones de derechos humanos advirtieron a los gobiernos de que no utilizaran la lucha contra el coronavirus como una excusa para la vigilancia digital de los (las) ciudadanos", apunta www. newtral.es del diez de agosto del año en curso.

"La Generalitat Valenciana pedirá este jueves al Gobierno central la colaboración de 150 de los 2.000 rastreadores militares que el Ejecutivo ha puesto a disposición de la comunidades autónomas para controlar la expansión del coronavirus", (cadena ser.com 26/08/2020) ¿Existe algún incentivo para las Comunidades que soliciten esta prestación militar de rastreo ofertada por el Gobierno?

¿Quién asegura que no se violaran derechos? ¿Cómo resguardarse de tiranías particulares enfervorizadas durante años?

"Yo soy Lucifer y os presento a mis demonios" es la arenga a medio centenar de aprendices de militar acogidos a esta opción laboral como salida al paro, sin apenas estudios, que huyen de conflictos personales, o fieles a educaciones espejo ligadas a un régimen que subsiste aleccionando a través de viscerales mensajes: "Mi pelotón es el mejor de la compañía, mi compañía es la mejor del regimiento, mi regimiento es el mejor del Ejército".

"Se está magnificando la labor que está haciendo el Ejército, UME (Unidad Militar de Emergéncias), en el COVID, militarizando un problema que no es militar" señalaba Ortega al principio de la pandemia, es "Limpiar la cara a las Fuerzas Armadas". También Carlos Pérez Barranco de Antimilitaristas-MOC València reseñaba a través de las ondas, que existe "Una militarización de la protección". Pérez como defensor de la campaña Desmilitaricemos la educación, preconiza la necesidad de "Dejar fuera una institución como el Ejército" de cualquier ambiente pedagógico o lúdico como puede ser ExpoJove (Feria de la Infancia y la Juventud de Valencia).

En la película dirigida por el barcelonés Manel Esteban i Marquilles basada en la serie de cómic del dibujante manresano (Barcelona) Ivà (Ramón Tosas i Fuentes) titulada Historias de la puta mili, el sargento Arensivia grita: "¡Cuadrarse coño que soy un subofisiá!", algo que trasladado a la realidad no desmerece órdenes como la de "Levantad las caras, cerrad las bocas que parece que os van a entrar pollas voladoras", esencia de un mensaje que perdura en el modus operandi del sistema de instrucción militar debido al cual la mayoría del alumnado, durante su primer año, sufre depresión. "Defensa señala que entre 2010 y 2018, ambos incluidos, causaron baja en el Ejército español por problemas mentales posteriores a su ingreso un total de 3.164 militares, lo que supone un 2,5% del total de las tropas". Mujeres soldado padecen casos abominables como el de "la paracaidista ("expulsada") que tuvo que soportar como un mando (subteniente, actualmente teniente en la reserva del Ejército del Aire) llegaba a masturbarse hasta quince veces al día delante de ella en una base de Murcia (Escuela Paracaidista de Alcantarilla) durante dos años", información publicada por www.público.es el veintiséis de enero de dos mil veinte. "Además, el tribunal ha considerado que el condenado debe indemnizar a la soldado con 106.000 euros por los 720 días de baja médica que ha sufrido, más las secuelas de estrés postraumático y el perjuicio personal y moral ocasionado por esas secuelas. Además los jueces han declarado que como los delitos se cometieron en el lugar de trabajo, se declara al Estado como responsable civil subsidiario, por lo que si el subteniente no paga la indemnización, lo harán las arcas públicas" (www.suarezvaldes.es, 27/06/2019). Situaciones inaceptables como plantones de horas al sol o expulsiones por mostrar opiniones cismáticas siguen vigentes.

¿Existe techo de cristal en el ejército español? Desde mil novecientos ochenta y ocho, año de integración de la mujer al Ejército, cuatro son las pioneras con alto rango: una general de brigada, otra comandante piloto de caza de combate, una tercera capitana de fragata y una cuarta teniente coronel de la Guardia Civil.

"Seré disciplinado (disciplinada) y confiaré en mis jefes (jefas)" reza uno de los apartados del decálogo del (de la) soldado del ejército español. "¿Homenajearía el Ejército a los militares fusilados por defender la República? De 59 generales de brigada, 42 se mantuvieron fieles al ordenamiento constitucional y algunos fueron fusilados por sus compañeros golpistas", titula y subtitula www.elsaltodiario.com hace un par de años.

¿Por qué tanta presencia militar?

"Se dará el caso de que, en ocasiones, algún que otro gobierno caiga en la tentación de desviar, mediante la exacerbación del patriotismo forzado, la atención de la miseria en el país. Las últimas dos guerras de la historia demuestran cuán cuestionable es el exceso de confianza en las soluciones militares de los conflictos. Los pueblos satisfechos son menos peligrosos que los hambrientos"; estos son algunos de las conclusiones del doctor en Filosofía y político alemán Peter Glotz recogidas en su investigación titulada: La izquierda tras el triunfo de occidente, editada por Edicions Alfons el Magnànim, Generalitat Valenciana.

Durante la Jura de Bandera de cinco mil nuevos reclutas en el Campamento de Ferral de Bernesga (León), allá por el año mil novecientos setenta, un seis de abril, Juan Carlos de Borbón, por aquél entonces príncipe de España ¿qué título era ese? cerraba su discurso tal que así: "Y ahora, todos, brindemos por España, el Caudillo y el Ejército", (Por España con los españoles. Editorial Doncel).