Desde hace unos pocos días, Conselleria de Educación ya puede contratar profesorado de Secundaria y FP sin necesidad de que éste cuente con el Máster de Formación del Profesorado de Secundaria. No quiero entrar en si es una medida necesaria en estos tiempos tan excepcionales de pandemia, aunque me resulta sorprendente por el hecho de que la Comunidad Valenciana ofrece, sin contar las de la VIU, más del doble de plazas de este Máster habilitador para el ejercicio de la profesión que una Comunidad, como es Cataluña, con más población que la nuestra. Esta titulación la ofrecen cinco universidades privadas y cuatro públicas en la Comunidad Valenciana, siendo la Universitat de València un referente para el resto de universidades de España, pues a pesar de haber suprimido inexplicablemente dos grupos este curso, todavía es una de las que más especialidades ofrece.

Sin embargo, y a raíz de esta noticia, sí que me gustaría poner el énfasis en la extraordinaria importancia de la formación del profesorado, y especialmente en su fase inicial. No hay nada más importante para el aprendizaje del alumnado que la existencia de profesores y profesoras magníficamente preparados y con una pasión e implicación absoluta por su profesión. Un centro educativo puede contar con infinidad de recursos, pero si no tiene un profesorado de gran calidad, todo lo demás resultará insuficiente. Y para conseguir ese excelente profesorado es necesario poner todos los recursos para que esté convenientemente preparado, siendo la formación inicial del profesorado esencial, pues pone las bases para el inicio de la profesión docente.

Si alguien piensa que la docencia es una profesión fácil, está muy equivocado. Es extraordinariamente complicada, y más en la etapa de educación secundaria, donde los intereses y motivaciones de los alumnos y alumnas son tan dispares. No pocos alumnos, que han repetido un curso o más, ya en 2º de ESO están pensando en abandonar la escuela o en presentarse a las pruebas de acceso que conducen al ciclo de grado medio de Formación Profesional. El profesorado que está en esas clases tiene que intentar enganchar al aprendizaje a todo el alumnado, no únicamente a unos pocos. Y eso, no es nada fácil. Se necesita compromiso, pero también formación. Los primeros años de docencia suelen ser los que más dificultades presentan y cuanto más preparado esté el profesorado mejor. Hay países como Australia e Inglaterra, en que casi la mitad de sus docentes abandonan la profesión durante su ejercicio.

¿Es el Máster de Formación del Profesorado de Secundaria suficiente para incorporarse al ejercicio de la profesión? Mi respuesta a esta pregunta sería no. Es evidente que el Máster mejora absolutamente la preparación del profesorado con relación al antiguo CAP. Al menos su alumnado dispone de 9 semanas de prácticas en los IES y una formación pedagógica mínima. Desde hace unos años se está hablando de instaurar una especie de MIR docente, con un mayor periodo de prácticas y una formación más amplia que la que actualmente se ofrece. Tenemos que pensar que en la mayoría de los países de Europa se sigue un modelo simultáneo de formación del profesorado de secundaria, es decir, con 18 años el futuro profesor no elige estudiar el grado de matemáticas y después hacer el Máster de un año, sino que tiene que optar en ese momento por estudiar el grado de profesor de matemáticas para secundaria. Es decir, están cuatro años formándose para ser docentes y muy probablemente su compromiso con la profesión será mayor. Por lo tanto, si en algo tenemos que poner el máximo empeño para mejorar la escuela es en la formación de su profesorado. Como señalaba un decano de la Universidad de Helsinki, “el profesor es el molde con el cual queremos formar las futuras generaciones. Si el molde es excelente, las piezas que formemos con ellos, saldrán mejor que si el molde es mediocre”.