Sin duda, éstas serán unas navidades diferentes. Tan diferentes como lo ha sido este año. Diferentes no quiere decir, sin embargo, que vayan a ser terribles. Aunque desearíamos que fuera de otro modo, la pandemia ha cambiado nuestra vida, al menos de forma temporal, y también la época festiva que se avecina. Esperamos con anhelo este momento del año para reencontrarnos y celebrar. Este año 2020 tendremos que celebrar de una forma diferente, pero al final dependerá de nosotros que estas navidades sean o no especiales. 

Debemos aceptar la situación que, aunque indeseada para todos, tenemos delante, asumiendo que no podemos cambiarla. La pandemia sigue azotando nuestras vidas y son necesarias medidas para proteger nuestra salud, también en navidades. Es inútil centrarnos en lo lamentable e inmerecida que es la situación. Un cambio en nuestra actitud sí que puede ayudarnos a afrontar esta época del año de una forma más adaptativa. Si pensamos que «nos hemos quedado sin navidades» o que «van a ser las peores navidades de nuestra vida», probablemente lo sean por el afrontamiento tan negativo que hagamos de ellas. No sirve de nada centrarnos en lo terrible que es la situación y en lo injusto que es no poder celebrar unas navidades como siempre lo hemos hecho. Lo que sí que podemos cambiar es nuestra forma de ver esa situación. Nos sentiremos mejor si tenemos una actitud positiva y si pensamos que, a pesar de las circunstancias, podemos pasarlo bien. No tienen por qué ser las peores navidades de nuestra vida solo porque van a ser las más atípicas. 

Comparar estas navidades con las pasadas no nos va a ayudar. Cuando recordamos navidades de otros años podemos idealizarlas y añorar unas navidades perfectas que en realidad pueden no parecerse mucho a las vividas. Muchas personas suelen sentirse nostálgicas por la pérdida de familiares queridos. Para otras, las navidades suponen un exceso de compromisos familiares que les cuesta asumir, cenas de trabajo a las que no les apetece asistir, e incluso estrés por los regalos navideños. Seguramente ni las navidades pasadas fueron tan perfectas ni éstas serán tan catastróficas. 

Tenemos que buscar alternativas para que este año estas fiestas también sean especiales. Para evitar sentirnos tristes y frustrados nos tenemos que centrar en las pequeñas cosas que sí podremos hacer: comidas con nuestra familia, decorar nuestra casa, actividades al aire libre, visitas a familiares y amigos con cautela, o disfrutar de la iluminación navideña. Este año tenemos que ser creativos buscando alternativas para disfrutar de las navidades, pero sin que supongan un riesgo para nosotros y para nuestras familias. No tenemos que pensar que no vamos a poder celebrar las navidades, sino que las vamos a celebrar de una forma diferente. 

Aunque nos resulte extraño, muchas de las tradiciones que seguimos llevan con nosotros no más de unos pocos años. La llegada de Papá Noel se popularizó en España en la década de los 90. A pesar de ser el icono que inunda escaparates navideños, para la mayoría de los adultos su visita es una tradición reciente. Más novedosa es la celebración del ‘amigo invisible’. Este año está ganando adeptos el ‘Ugly Sweater’s Day’, una tradición norteamericana que tiene lugar el tercer viernes de diciembre y que consiste en vestirse con un jersey navideño divertido. También comienza a formar parte de nuestro vocabulario la palabra ‘grinch’, que se refiere a las personas sin espíritu navideño. Hace años, nada sabíamos de ese extraño duende verde que odia la Navidad. Constantemente incorporamos costumbres sin las que ahora nos cuesta imaginar las navidades. Sin embargo, muchas son costumbres recientes. Éste es el año de crear nuevas tradiciones que sean favorables a frenar la pandemia que estamos viviendo. 

La tecnología nos puede ayudar a estar más cerca de las personas con las que no podremos estar físicamente. Durante el confinamiento, las videollamadas fueron muy útiles para mantenernos conectados y durante estas navidades también pueden ayudarnos. Por ejemplo, si una costumbre en casa es abrir los regalos navideños toda la familia junta, podemos mantener una videollamada en ese momento, o estar juntos de forma virtual al tomar las uvas en Nochevieja si ésa era la costumbre. 

A pesar de las circunstancias, y aunque nos cueste, seremos capaces de disfrutar de estas fiestas atípicas. Durante la pandemia hemos superado momentos muy difíciles. Hemos vivido un confinamiento durante más de tres meses con restricciones muy estrictas. Nos hemos adaptado al teletrabajo, que hemos compatibilizado con la crianza de nuestros hijos y con el apoyo en sus tareas escolares durante los cuatro meses que no han asistido al colegio. Nos hemos acostumbrado a llevar mascarilla varias horas al día y a disfrutar de la compañía de nuestros amigos y familiares sin besarles ni abrazarles. Si hemos sido capaces de eso, seremos capaces de adaptarnos a estas navidades diferentes. 

Tenemos que celebrar, pero sin perder de vista la importancia de protegernos de posibles contagios. Es común pensar «no me va a pasar a mí». Ese sesgo optimista nos puede llevar a subestimar la probabilidad de contraer la enfermedad y a no seguir las medidas de prevención recomendadas. Los amigos y familiares, aunque muy queridos, también pueden contagiarnos. A menudo tendemos a arriesgarnos más con ellos porque asumimos, sin ningún fundamento, que no nos van a contagiar. No percibimos a los conocidos como una amenaza y bajamos la guardia ante ellos simplemente porque son personas cercanas. Evidentemente, no hay argumentos que justifiquen que un amigo querido contagie menos que un desconocido. 

Algo que nos puede ayudar a aceptar la situación que vivimos es tener muy presente la razón por la que las navidades van a ser atípicas. Han cambiado nuestras prioridades y lo primero ahora es protegerse. Con responsabilidad, aceptamos cuidarnos y cuidar a las personas de nuestro entorno para que en las próximas navidades no falte nadie a quien queremos. Este año asumimos que nuestras navidades serán diferentes para que el próximo año podamos celebrarlas todos juntos. Si así lo hacemos, las próximas sí que serán unas navidades perfectas.