¿Hay filin entre barbería y plantilla política? “Deberían arreglarse porque al fin y al cabo sus votantes es lo que ven, creo que en política no se da demasiado” comenta el joven peluquero Toni Morante en su local La Clásica Barbería. “Cada uno tiene que asumir como es, se intenta engañar a sus votantes”. Donald Trump (peinado a lo Tiberio hacia adelante), Ximo Puig-PSPV- (peluquín), Arcadi Espada-Cs- (peluca como el emperador romano Otón), Pedro Sánchez-PSOE- (canas en mechas bien dispuestas según la ocasión), Albert Rivera-Cs-, Iván Redondo-PSOE- y el miembro de extrema derecha Santiago Abascal (injertos que masculinizan). ¿Tupés, peluquines, bisoñés, muletas capilares para defender idearios y programas? “La gente tiene mucho miedo a que se la reconozca como es, tratas de ocultar como eres”.

“Barbería es de caballero clásica” y en tal especialidad las barberas han irrumpido con profesionalidad, jóvenes de entre veintidós y veintisiete años, especifica Morante que, sin duda, son apasionadas de la barbería tradicional y sus nuevos elementos: tratamientos, coloración natural, platinada o de fantasía, hair tatoo. Artes ejecutadas usualmente por hombres aún minusvaloran a la mujer sin tener en cuenta que el trabajo bien hecho no depende del género

¿Por qué el “Prototipo ideal es una persona rubia con ojos claros”? “Deberíamos tener más personalidad” y personalidad es elemento clave para el negocio político. Darnley atrajo desde el primer momento a la reina María (de Escocia); “Aunque Melville había asegurado a la reina Isabel que le encontraba casi afeminado-“sin barba y con cara de mujer”, fueron las palabras que utilizó-“. En los retratos del primer duque de Albany este asemeja “un joven dios, con sus dorados cabellos, su rostro perfectamente modelado, de corta y recta nariz, el nítido óvalo de su barbilla”. María, educada en una estética pulida y afrancesada “tendería a apreciar la afeminada belleza de un Darnley más que el masculino vigor de sus nobles escoceses”, escribe la historiadora anglo-irlandesa Antonia Fraser en María Estuardo, reina de los escoceses.

¿Qué sería del mensaje de vigor, poder, fertilidad y liderazgo predicado por facciones extremistas que arrollan derechos, si quien diserta luce una alopecia fulminante situándolo como ser humano corriente y moliente? ¿Acaso algún dios clásico notorio se representa calvo? ¡Sólo malvados señalados! En el poder cualquier muestra de humanidad ha de ser disfrazada empezando por la falta de cabello. ¿Quién se extraña de que un político quiera aparentar lo que no es? El pelo largo en hombres ha sido símbolo de nobleza entre galos y francos, mientras que ser pelón, ya en el pueblo germano, significaba esclavitud. A Wamba, rey visigodo de origen malagueño, al ser rasurado traicioneramente, se le forzó a abdicar.

“Hemos sido esenciales y no lo hemos sido” en el confinamiento, “Éramos esenciales para abrir; ahora nos permiten cerrar a las ocho” pero sin reducción del impuesto de veintiuno al diez por ciento, algo que “Se ha peleado pero, de momento, no hay idea de bajarlo”. A causa de la excepcionalidad del servicio algunos locales han subido los precios “Pero yo no, es una cosa mía y no tengo que llevarlo a terceros”. Se estima que veintisiete mil establecimientos cerraran a raíz de la pandemia. España está a la cabeza de Europa como país con mayor cantidad de negocios del sector y más de ciento veinte mil profesionales, con una facturación de cuatro mil millones estimados, según apunta la página de la Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética (STANPA) donde se señala el corte de pelo, los tintes y el peinado como mayores demandas. ¿Digitalización para mejorar el servicio? ¡Ya está a la orden del día! Cualquier negocio del sector mediante Smartphone asesora a su clientela para cambios de imagen, diagnóstico del cabello, fideliza, compra de productos y procura formación.

¿Llegará un momento en que maquillaje, peinado y barbería se realizarán mediante aparatos computerizados? En la película El quinto elemento de Luc Besson (bigote y barba), la protagonista juega a maquillarse mediante gafas futuristas.

Las barberías resurgen innovando su imagen. La moda hípster les abrió una puerta y la juventud se ha encargado de meterse de lleno en el sector para regenerarlo. Ambientes temáticos, atrayentes, cuidados, limpios, donde cada detalle es importante. “Esta la he diseñado yo solo, es como diseñar tu propia casa, también lo puedes defender más si lo has hecho tú” y así un tresillo Chesterfield tapizado en marrón, conjunta con objetos retro: gramófono, cofre, asiento infantil en auto de época. “Antiguamente no se miraba la estética del negocio” `pero sin duda “Ganas clientes por tu imagen, la imagen tiene que ir conforme al negocio” gracias a ella le atraes la primera vez pero, “La segunda vez que viene el cliente es por el servicio”. Aunque el trabajo que realices no sea espectacular “Con un trato bueno ese cliente volverá”.

¿Presionan las distribuidoras de grandes firmas para vender sus productos? “Intentan más acosar a centros comerciales. ¿Realmente se eliminará el plástico virgen en envases y se utilizará reciclado en emporios de cosmética tal como se anuncia para dentro de nueve años? ¡Estamos en alerta roja medioambiental! El planeta no es como la bolsa que se deja caer para renacer al alza por otro lado.

Morante profesional de la peluquería, de veintidós años, ha luchado por su vocación: “Desde los cuatro años me ha gustado la peluquería”. Ahora regenta negocio propio en plena zona residencial de Orriols “Si te conoce uno te conoce todo el residencial”; opina que es complicado el triunfo de las peluquerías mixtas ya que “Los hombres suelen estar más cómodos entre hombres”. ¿Y la juventud? “Se basa más en lo que ven, en famosos, futbolistas” o en redes de comunicación, si algunos acuden a otros formatos de barberías lo hacen en función del importe, “En el precio está todo, creo que son como negocios diferentes”.

¿Implantes capilares? “España tendría que fomentar más esto, para atraer turismo y otro tipo de cosas”. Cirugía capilar en la que “Tú lo que te implantas es tu propio pelo, pienso que es algo bueno”. La doctora María del Mar Naranjo en la revista Coiffure Proffesionelle señalaba que “Hoy en día los pacientes lo solicitan porque les da seguridad, les aporta personalidad y fuerza”. O sea que algunos discursos fanáticos de política ocultan, por lo menos, tres carencias en la persona que los lanza.

Fármacos, bioestimulación capilar, microinjertos, terapias láser. ¿Qué hombre público rechazaría fórmulas que rectificasen su imagen otorgándole una frondosa mata de pelo ante las cámaras, votantes y competencia? En el siglo veintiuno ¿qué fuerza transmitiría un líder con alopecia aunque cabalgase un soberbio e “Imperioso” alazán? Ni en Roma los césares eran bien vistos luciendo su calva. Valor, fertilidad, vigor, poder, energía, salud. ¿Pelo para engañar?

¿Por qué ahora la derecha se apunta a un símbolo capilar como la barba que otrora fue de izquierdas? Poder social, sabiduría, virilidad, religiosidad mesiáica. ¿Barba para los que han logrado despacho institucional?

¿Y el bigote? Los hay con nombre propio pero tras ellos existe el deseo de mayor presencia, integración al grupo (bigote franquista), clase (ostentoso mostacho de los káiseres), hombría (el revolucionario de Pancho Villa), sabiduría, autoridad (con forma de herradura propio de tipos duros), de cepillo de dientes (Charles Chaplin, Hitler), chevron y lápiz (Aznar usándolos por tiempos), o el inventado por Dalí y el famoso de Cantinflas.

¿Manicura para hombres? “Es una cosa que va a más, es simplemente arreglarse”. En la década de los sesenta, en un local de la calle Tuset de Barcelona, ya la realizaban colaboradores del peluquero Lluís Llongueras.

¿Servicio a domicilio? “Se está haciendo el revés todo un poco, personalmente no me convence, no puedes trabajar igual en una silla de una casa y se suele cobrar más”, aunque en caso de famosos esta “Es una forma de protegerlos, pero, gente del día a día, eso si que no”.

“Es evidente que la imágenes pueden ser demasiado poderosas, nos seducen, provocan tensión, ambigüedad, placer, angustia o emoción. Y ante este despertar de sensaciones es imposible sustraernos al impacto y no responder emotivamente”, (Antonio Pantoja Chaves (con barba y bigote), Política y comunicación en la historia contemporánea).