La otra tarde escuchando en la cadena Ser una entrevista al filósofo Daniel Innerarity me llamó positivamente la atención una expresión que el pensador navarro utilizó para referirse a la mayoría de la sociedad: la gente corriente.

Cuantas veces habremos escuchado a nuestros mayores referirse a alguien como “ es un tipo corriente”, “ gente corriente como nosotros”, “ de lo más corriente”,…

Y es que en un momento como el que estamos viviendo en el que hay que medir las palabras más que nunca, pensar muy mucho  especialmente antes de emitir en público una aseveración que vas a decir y cómo, me encantó recuperar esa expresión para referirnos a la mayoría de la gente, a la gente que cada día sube a un metro o autobús para ir a su trabajo, levanta la persiana de su pequeño comercio o recoge a su hijo en la puerta del colegio para llevarlo a una actividad extraescolar tras su jornada de trabajo …

La gente corriente es la que acepta su obligación de mover un país, con más o menos ilusión pese a considerarse no bien reconocido por su jefe  pero con compromiso da lo mejor de sí mismo en su empresa, se muestra servicial con el cliente en la terraza de un bar aunque éste haya incluso sido un poco malasombra en un comentario y cada noche cuando todos estamos ya en casa, descansando,  limpia nuestras calles, patrulla la ciudad o hace guardia en un hospital por si alguien lo necesita.

Y claro tras los últimos trece meses que hemos vivido en el Mundo  y España con especial crudeza a consecuencia de la muerte y destrucción de empleo y riqueza que la pandemia ha provocado en nuestras empresas y familias se hace imperdonable no formularnos la siguiente pregunta: de verdad nuestros políticos se están acordando de la gente corriente?

Si somos bien pensados deben concluir que con luces y sombras , a veces con lentitud y con intento de ocultar errores nuestros gobernantes han trabajado con la mejor de sus intenciones por proteger nuestra salud en primer lugar y ello tratando de equilibrarlo con el menor impacto posible en la economía .

De manera menos inocente podríamos acordarnos más de las sombras que las luces , de ese ocultamiento de datos, de esas compras de material sanitario que no llegaban nunca o de las ayudas económicas a las pequeñas empresas y negocios familiares que seguimos a día de hoy esperando.

Ademas a eso le sumamos la desafección que los últimos años ha crecido en la sociedad hacia  la clase política, ganada a pulso por una crisis económica cuyos efectos fueron mayores de los necesarios por inactividad de nuestros gobernantes que como muchas veces llegaron mal y tarde y por los casos de corrupción y la escasa reacción de los partidos que siempre han escurrido la culpabilidad hasta que los tribunales actuaban .

Pues con todo la gente corriente ha ( hemos) demostrado que es capaz de perdonar una vez más, que aguanta lo que le echen y que tiene unas ganas locas por cogerse a un clavo ardiendo de esperanza , de ilusión en que las cosas pueden cambiar.

Porque como hemos visto en nuestro país desde la llegada de la democracia la gente corriente no es de derechas ni de izquierdas, te premio y te castiga , te sigue y te da la espalda.

La gente corriente no da cheques en blanco pero si presta su apoyo a medio largo plazo, a veces a un muy bajo precio, pero cuando te retira la confianza te lo hace saber sin rodeos.

La gente corriente hizo ganar las elecciones a un hombre que venía del tardo franquismo como Suárez con gran apoyo, y cinco años después se le dio a Felipe González con más apoyo si cabe.

Pero es que unos años después aún dio más apoyo a José María Aznar en el año 2000 con más de 10 millones de votos , para castigarlo años después y dar su apoyo a un Zapatero cargado de osadía y buenas intenciones que terminó por enfangar a una amplia mayoría que de nuevo  en 2011 daría su apoyo al centroderecha de la mano de un Rajoy que incluso superó la marca de Aznar con 186 escaños al Congreso y 10,5 millones de sufragios.

Pero a partir de ese momento la gente corriente comenzó a mostrar síntomas de cansancio, de hastío al ver que sus representantes no entendías bien el mensaje .

La irrupción de nuevas fuerzas de carácter populista ( Podemos o Vox) o coyunturales ( Ciudadanos) han sabido canalizar ese enfado y tratar de ilusionar a esa gente que ya no confiaba en sus políticos y que se alejaba cada vez más de las urnas.

Pero claro ya hemos visto lo que ha representado Podemos, el discurso del quítese usted que ya me pongo yo y donde dije digo digo Diego y el recorrido que la gente corriente le augura a dicha fuerza.

Si el PSOE viaja definitivamente hacia la moderación y tiende puentes hacia el resto de fuerzas políticas constitucionalistas para realizar las reformas que nuestro país necesita y además del marketing da a la gestión diaria de las necesidades de la gente corriente la importancia que corresponde volverá a recoger los apoyos que perdió hacia el populismo.

Vox ahora está en su punto álgido, ha captado a votantes defraudados con el PP y al mismo tiempo como hizo Podemos a gente molesta con la clase política en general. Creo que es quien además mejor ha entendido el lenguaje de la gente corriente y lo está utilizando con más acierto, ojo.. Pero creo que su importancia en el arco parlamentario será inversamente proporcional a los errores que cometa el PP.

Si el partido liderado por Casado  vuelve a ilusionar a la sociedad, si encuentra su espacio sin complejos en el discurso, utilizando el lenguaje del encuentro pero al mismo tiempo respondiendo a las verdaderas inquietudes de la gente sin caer en el populismo,  apostando por las políticas que unen, gobernando para todos en las instituciones en las que ya lo hace volverá a ser el partido de gobierno que lo fue en dos ocasiones.

Es el momento de la gente corriente una vez más, tras una década sin conceder mayorías amplias, tras años de desilusión de desafecto y tristeza, superada la pandemia y la crisis cosa que llegará más pronto que tarde se huele en el ambiente que la gente está ansiosa de reencontrarse con sus políticos, de encontrar líderes que de verdad trabajen para ellos.

Personas que vayan como ellos cada mañana a trabajar pensando que se les paga y considera bien, que serán buenos profesionales y harán su trabajo con rectitud, sin echar más horas de las que sean necesarias pero dándolo todo durante su jornada , encontrando soluciones a los problemas, no generándolos y estando siempre de guardia para adelantarse a las necesidades y expectativas de nuestra gente corriente: en definitiva liderando.