“Fue testigo de ese espeso silencio que cayó sobre España eliminando nombres de personas”. Ana Isabel Noguera Montagud doctora en Filosofía y Letras hablaba así del artista edetano José Manaut Viglietti, en el Museo Manaut de Valencia. Se celebraba la primera conmemoración del quincuagésimo aniversario de la muerte de tan notable pintor y profesor, promotor de aquellas inapreciables bibliotecas portátiles, mochilas, que acercaron la literatura a las tropas republicanas atrincheradas en el frente durante la guerra.

“Necesitamos saber de primera mano lo que pasó durante la dictadura” reclamaba la también política española de cuna alemana, hija de inmigrantes.

“Que mis restos sean incinerados, ni ceremonia religiosa ni de ningún género” manuscribió el distinguido alumno de Joaquín Sorolla. Manaut dibujaría y redactaría sobre las deleznables cárceles franquistas donde “había estado tanto tiempo encerrado y, a pesar de sus años de cárcel, siempre tenía ilusión por algo” comentó la hija del también catedrático al que le fue arrebatada dicha categoría. Para Manaut el ser masón agravaría su sentencia.

“He hecho lo que quería mi padre” comentó Stella Manaut, actriz y dramaturga durante el evento en la pinacoteca ubicada en el edificio Torres del Turia. Gracias al persistente coraje filial ha sido posible la salvaguarda de tan valioso legado en cumplimiento del anhelo paterno. ¿Qué hubiese pasado sin la tutela familiar? ¿Sin la donación efectuada a la Universidad Carlos III? Otro insultante silencio más sobre la cultura española se añadiría al deshonroso oscurantismo aplicado en la posguerra. Dibujos y desgarradores escritos carcelarios de este artista represaliado, realizados en prisión, pudieron salvarse escondidos entre la ropa sucia que recogía su mujer al visitarle en el calabozo.

“Hemos recibido un comunicado de la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura)” referente al aniversario Manaut. “En el Museo Arqueológico de Llíria, Manaut, ¡tendrá una sala!” aseveró Manuel Civera alcalde de la localidad.

¿Cuándo se valoraran las obras de artistas patrios sin necesidad del toque de atención foráneo? ¿Cuándo las artes se liberaran de absolutismos y religiones? Persecución, estigmatización, censura por sexualidad y género, ocultación y destrucción de obras. Depósitos de obras de arte amordazadas. Olvidaderos contra lo no conveniente. ¿Por qué artistas son tildados de delincuentes en sistemas donde maleantes son aclamados como virtuosos? Silencio, silencio, silencio. Maruja Mallo (Ana María Gómez González), republicana, artista surrealista, docente, precursora del Pop Art, defensora del amor libre. “¿Por qué no se sabe quién es Maruja Mallo? Porque tenía vagina. Si Maruja Mallo hubiera sido hombre seguramente su obra sería al menos algo más conocida”, escribe Sara Sánchez en lugarescomunesenproyectos.blogspot.com el doce de marzo de dos mil diez.

En mil novecientos treinta y ocho, campaba por los territorios de la instrucción el jerezano José Pemartín Sanjuán, al frente de la Enseñanza Media y Superior en el Ministerio de Educación Nacional, primo del escritor José María Pemán. Pemán tras ser diputado en las Cortes republicanas, al acabar la guerra mutó a procurador en las Cortes franquistas (¿chaqueteo que pervive?). Pemán pareciese en la dictadura ser el único escritor que hubiese en el país, tanto es así que en centros de enseñanza estaba tan presente como la fotografía de Franco y el crucifijo, ambos colgados sobre las pizarras escolares. En función de tal realidad, del favoritismo, de la persecución encarnizada de cuanto no cumplía con los dogmas dictatoriales. ¿Cómo extrañarse de la perdurable represión cultural? La pregunta es: ¿por qué a día de hoy se propicia tan cerril y malvada práctica?

¿Por qué mutilar la historia del arte? ¿Por qué silenciarla mediante la fuerza, multas y prisión? El anteriormente aludido Pemartín recordaba: “El fascismo es una concepción religiosa”, escribió Mussolini. El fascismo español será pues la religión de la religión. Los fascismos italiano y alemán no han inventado para nosotros nada. España fue fascista con un avance de cuatro siglos sobre ellos”, tal como anota el madrileño historiador de literatura española Julio Rodríguez Puértolas en su obra Literatura fascista española, editada hace treinta y cinco años y citada por Manuel Espín en Historia secreta de los años 50, lo que no se pudo contar. Manaut creó Métodos para la enseñanza del Dibujo en el Bachillerato.

¿Cuántos avances educacionales se extirparon premeditadamente? ¿Ha de continuar la formación cultural siendo el dispositivo utilizado para direccionar el conocimiento en vez de alimentar talentos en libertad?

“Nueve años de miseria, de hambre” escribió Manaut del tiempo que le robaron. Su condena fue de doce años y un día, “por ser un hombre justo”, puntualizaba Noguera.

“Nosotros vamos a prestar la voz” para que la palabra de José Manaut se escuche, “es una palabra que da fe de la barbarie” y que en sus manos “se transforma en dibujo, en pintura; todos tenemos el compromiso de no perder la palabra”. Francisco Molina director territorial de Presidència de la Generalitat, fue leyente de algunos textos como el titulado Pérdida de libertad, redactado tras la última comida en familia de Manaut antes de ser encerrado.

Recitados fusionados con música a cargo del primer violonchelista de la Orquesta de Valencia Iván Balaguer y Julio Delgado guitarrista de Alberto Cortez y Paloma San Basilio redondearon el encuentro. “Es triste, luchas por las cosas evidentes” leía José Miguel Pedralba. “La derecha de este país hace como que no pasa nada ¡no pasaran!”. En Españoles, viaje al fondo de un país Rafael Torres, periodista, escribía: “Con la Guerra se acabaron los triunfos para todo el mundo, salvo para los miserables de la cuadrilla de Franco que la provocaron”. Refiriéndose a la investigadora, folclorista y cantante Ofelia de Aragón (Jacinta Roy Yagüe) que debutaría en Madrid en mil novecientos trece, relataba: “Pillándole el estallido en Zaragoza, sólo se sabe que se casó allí con el empresario discográfico Serafín Zato, y que fue enmudeciendo hasta callar del todo, y retirarse, en la posguerra”. ¿Posguerra o alud de tinieblas que enlutó la diversidad cultural española durante décadas?

“Carabanchel era una cárcel nueva, no había agua, no cocinaba nadie, no había cristales” el frío congelaba a los reclusos y la miseria era demencial. Goteo infrahumano de calamidades que contundente y letalmente golpeaba la salud psíquica y física, donde cualquier resquicio de contacto cultural podía iluminar la esperanza, la mirada de artistas represaliados.

¡Basta ya de silencio! La historia reclama a sus artistas. Pero la primera lección del manual dictatorial consiste en anular conciencias, cosificar vidas y ¡silenciar hechos! ¿Cuándo desclasificaran documentos de la guerra civil española y la posguerra?

Andrea de Chirico (Alberto Savinio), en su estudio titulado Maupassant y “el otro”, relata que el poeta italiano Alessandro Francesco Tommaso Antonio Manzoni acompañando en el lecho de muerte al noble filósofo roveretani (Italia) Antonio Rosmini-Serbati en su casa cercana al lago Maggiore, le preguntó al moribundo: “¿Qué vamos a hacer, maestro, cuando nos haya abandonado?” a lo que Rosmini contestaría: “Adorar y callar”.