La posibilidad de ir sin mascarilla en los espacios abiertos es cuestión de semanas o tal vez de días. Si a esto le sumamos el optimismo que flota en el ambiente debido a los buenos datos, las autoridades sanitarias (y también los medios) deberían llamar machaconamente a la prudencia para evitar que se relajen las medidas de prevención. Es posible que prescindir de las mascarillas en los exteriores haga olvidar que el peligro sigue siendo muy alto y que persistirá el riesgo mientras no se consiga una inmunidad de grupo suficiente.

Los buenos datos de la incidencia acumulada y el descenso de los ingresos en UCI y la muertes por covid no significa que hayamos vencido al coronavirus. Aún conviviremos mucho tiempo con un peligro de contagio que será proporcional a la propagación de mensajes contradictorios -o irresponsablemente optimistas- que propicien conductas imprudentes. Nadie debería olvidar las consecuencias del relajamiento del verano pasado, del puente de diciembre, las Navidades, y más recientemente los desmanes de los fines de semana tras finalizar el estado de alarma. La irresponsabilidad de algunos hace imprevisible lo que pueda pasar tras prescindir de la mascarilla en exteriores. Existe el riesgo de que el subconsciente predisponga a actuar de igual modo en los espacios cerrados por un exceso de confianza.

Más que los datos estadísticos, el porcentaje de población vacunada (y la consiguiente inmunidad) es el primer factor clave para decidir cuándo podremos quitarnos la mascarilla sin riesgo de que repuntenlos contagios. Para algunos expertos, el ritmo actual de vacunación es aún insuficiente para prescindir de la mascarilla, sobre todo cuando la incidencia es todavía muy alta en determinadas zonas de España. Otro dato que refuerza esta opinión es el bajo porcentaje de población que ha recibido las dos dosis de vacuna. 

El segundo factor importante, además del porcentaje de población vacunada, es la tasa de incidencia acumulada. A día de hoy, en nuestro país este indicador es de 117 casos por cada 100.000 habitantes. La cifra no es mala comparada con meses anteriores, sin embargo hay diferencias considerables entre las distintas comunidades. Así, La Rioja está por encima de 200 y el País Vasco y Andalucía andan muy cerca, mientras que la Comunitat Valenciana y Baleares sólo llegan a 38.

Lo más recomendable en la actual coyuntura es no tener prisa, ser cautos y evitar decisiones prematuras y arriesgadas. Más que nunca se impone la prudencia y el sentido común, así como mantener las medidas cautelares por muy incómodo que resulte imponerlas y aún más cumplirlas. El doctor Antoni Trilla García, jefe de Medicina Preventiva y Epidemiología del Hospital Clínic de Barcelona, considera conveniente dejar de usar la mascarilla sólo cuando la incidencia acumulada sea menor de 25 por 100.000, y también cuando se haya vacunado al 70 % de la población con dos dosis. Hoy por hoy estamos lejos de esas cifras y lo recomendable sería permitir ir sin mascarilla en exteriores sólo de un modo provisional, con fecha de caducidad de la autorización y a la expectativa de que si la incidencia acumulada repunta, se instaure de nuevo la obligatoriedad.