La política española está viviendo un cambio calmado, entre susurros y sonrisas, un cambio que la derecha no es capaz de entender. Yolanda Díaz, esa mujer que sin alzar la voz sienta a los sindicatos y a la patronal… Antes, el modelo masculino y masculinizado del poder ha provocado que las mujeres que querían alcanzar objetivos propiedad de los hombres se comportaran como hombres para ganarse su respeto. Desde la reina Isabel la Católica, Margaret Tatcher o Rita Barberá hasta Ana Patricia Botín o Ayuso.

Da igual el momento histórico que tengamos en cuenta, el sistema es el mismo, mujeres que se masculinizan, se endurecen para tratar de igual a igual a los hombres que tradicionalmente han detentado el poder; para ello le gritan a su chófer, pisan cabezas como Aguirre, se envuelven de fuerza como la Dama de Hierro y utilizan la mentira con descaro como Ayuso… Así hasta convertirse en uno de ellos.

Pero hete aquí que nuestro modelo político de izquierdas y feminista, el de Podemos, trae consigo la defensa real de los intereses de las personas con palabras sensatas, luchando por la sostenibilidad, legislando para proteger la verdadera libertad sexual de cada individuo. Un modelo a la vanguardia del feminismo del siglo XXI.

Es un feminismo que quiere una mujer empoderada y libre a través de sus características inherentes: amabilidad, consenso, justicia, sentimiento de comunidad… Un feminismo que gobierna desde una concepción donde la hipérbole patriarcal se diluye en sus falacias y mentiras, donde los tiburones de antaño se encuentran perdidos y muerden el aire.

Belarra o Montero ya lo están haciendo, ya están trabajando por ese cambio de poder que solo puede ser positivo para pacificar, cuidar a la sociedad como comunidad y tener en cuenta a cada ser de manera individual y valiosa. 

Además, en esto tienen y tenemos el gran ejemplo de Díaz… La mujer que susurraba a la patronal.