Para gustos, colores, ya saben. También en televisión, como revela una encuesta realizada a 16.623 ciudadanos por una consultoría que pregunta por once variables que supuestamente miden la imagen de las cadenas. En esta ocasión, Antena 3 es la mejor valorada en casi todas, en diez de ellas: ‘Buenos presentadores’, ‘Programación Variada’, ‘Entretenida’, ‘Mejores programas Informativos’, ‘Gusta a todos los públicos’, ‘Mayor Calidad’, ‘Me identifico con su programación’, ‘Mayor Credibilidad’, ‘Innovador’ y ‘Cadena preferida’. Respecto a esta última, es muy revelador que más porcentaje de los que prefieren Antena 3 piensan que la cadena favorita de los demás es Telecinco, la malquerida. La más vista durante años sufre en silencio el desprecio de sus traidores seguidores. No consigue brillar en ninguna de las categorías, ni siquiera en ‘Entretenida’, en la que se ha de conformar con un tercer puesto.

El estudio se atreve a preguntar por los espacios de buena y mala calidad, un peliagudo concepto este que da para sesudas tesis doctorales que no proceden en este tipo de análisis para redes sociales y columnistas. Sin atender a criterio específico ni género televisivo, para la sabia audiencia el formato de más calidad es Pasapalabra, más bueno todavía que la pasada temporada. En segundo lugar destacan las Noticias de Antena 3 y, a muy poca distancia, las incombustibles recetas de Karlos Arguiñano. Tras ellos aparecen otros informativos y concursos.

No les sorprenderá saber cuál es el peor engendro. Efectivamente, han acertado. Sálvame encabeza en solitario el ranking de los malos seguido por El Programa de Ana Rosa y Jugones. Estos en el day-time. Para la noche, Supervivientes y La Isla de las Tentaciones en el infierno de los pecadores. En el lado opuesto, es muy meritoria la buena prensa de Equipo de investigación, que supera a El hormiguero, Lo de Évole y MasterChef. De pena es la incomparecencia de Informe Semanal, al que ya ni siquiera recuerda el público al intentar responder a estas encuestas como si se tratara de un examen de buen gusto y cultura general.

El contraste con las frías cuotas de pantalla arrojadas por los audímetros desvela la poca valentía de los espectadores de Telecinco, a la que no debe preocuparle la negación pública de sus fieles sino estar perdiendo degustadores de esos placeres ocultos que tan buenos réditos le han dado. Hasta ahora.