En el último suspiro de 2021, Pere Mayor anunció su marcha definitiva de la política y se dio de baja de Compromís. En su mejor época, la década de los 90, se ganó el respeto incluso de sus rivales, que admitían que ganaba en las distancias cortas y elogiaban su capacidad de diálogo. No parece, en cambio, que la izquierda nacionalista que él ayudó a fundar vaya a reconocer su figura, siquiera en la despedida.

Mayor se va porque no tiene las tragaderas de sus herederos, aposentados en los sillones del poder, en confortables despachos y con sueldos estratosféricos. Fran Ferri, ex sindic de Compromís, dijo que no se le iba a echar de menos y que no contaban con él desde hacía tiempo, mientras alardeaba de las gestiones de Joan Baldoví para mejorar la financiación valenciana. Extraño éxito si tenemos en cuenta que informes de expertos en economía aplicada alertan ya de que el nuevo modelo de financiación que está cocinando el Gobierno hará perder casi dos puntos a la Comunidad Valenciana, manteniéndola así a la cola del conjunto del país.

‘Tragaderas’ se define como la facilidad de creer en cualquier cosa. Ferri y compañía dan sobradas muestras de tenerlas. No hace tanto que acusaban a Mariano Rajoy y a los populares de maltratar a los valencianos. Es el caso también de un viejo amigo y compañero de Pere Mayor, Enric Morera, tan beligerante tiempo atrás como para plantear demandas en los tribunales en defensa de «lo nuestro», y que hoy apenas alza la voz para solicitar ‘mejoras’. Mónica Oltra es la única que mantiene el hacha de guerra levantada, alentando manifestaciones (la cosa no estará tan bien como dice Ferri) aunque sin camisetas reivindicativas como las de antaño.

Las grandes formaciones políticas honran a quienes fueron sus impulsores, por discutibles que fueran sus biografías. Pablo Iglesias (el auténtico) en el PSOE, Sabino Arana en el PNV, Lluís Companys en ERC, Manuel Fraga en el PP... Hoy, quien fue pionero del nacionalismo en Valencia, ostentando la secretaría general de Unitat del Ploble Valencià y como presidente del Bloc Nacionalista Valencià ha sido condenado al olvido por sus mismos correligionarios, que hoy apoyan unos Presupuestos del Estado como tantos otros anteriores. El silencio de Joan Ribó lo dice todo.

Pere Mayor se ha ido, antes marcharon otros por la deriva ideológica y conformista del partido. No se le abrió la esperada puerta grande, pero se vistió de gala y dignidad señalando el papel de palmeros de quienes fueron sus compañeros. Que conste en acta.