Vivimos semanas intensas en nuestro país. Aprobada la reforma laboral de una manera tan surrealista -que se estudiará en los libros de historia, no sabemos si bajo el epígrafe de «historia de España» o «realidades que superan la ficción»-, y sin apenas dar tregua, el Gobierno volvió a la carga, aprovechando la ola, con la petición de subida «otra vez» del salario mínimo interprofesional.

Sindicatos, Patronal y Gobierno no lograron ponerse de acuerdo y, al igual que con la reforma laboral, el debate se ha centrado más en cuestiones secundarias y partidarias que en el contenido de las medidas propuestas.

A pesar de la negativa de la patronal, la actual subida del salario mínimo interprofesional se ha concretado en 965 euros al mes. Un ascenso que se traduce en 15 euros más al mes frente al anterior sueldo que se situaba en los 950. Recordemos que estamos hablando de salario bruto en 14 pagas, 13.510€ brutos al año, que para el lego en la materia bruto quiere decir que este salario no llegará íntegro a los trabajadores y trabajadoras de este país.

En muchas familias, en el mejor de los casos, es el único sueldo que entra por la puerta. Son los que se conocen como «trabajadores pobres». En esta situación se encuentran algunas de las familias que hacen uso de la Escuela Matinal de Nazaret, liderada por Fundación por la Justicia, donde cada mañana 25 menores del barrio, de entre 4 a 12 años, de estas familias con escasos recursos, algunas de ellas trabajadoras, acuden a este centro con un doble objetivo: tratar de evitar el fracaso escolar, mediante el desarrollo de actividades lúdicas y deportivas que propician una mayor inserción en el entorno de aprendizaje y, a su vez, y por desgracia, aunque nos cueste creer que esto sucede en Valencia, satisfacer las carencias alimentarias y de higiene básica previas al periodo escolar.

Desde que llegara al poder en junio de 2018 el ejecutivo de Pedro Sánchez ha subido el sueldo desde los 735 a los 965 actuales. ¡Un 31,29% de incremento! Lo que puede parecer una barbaridad. Y así lo parece a ojos de la patronal, que insisten en no poder asumir esta subida.

Y que se preparen porque no va a ser la última. Según el informe del comité de expertos que encargó el Gobierno para subir el salario mínimo interprofesional (SMI), se recomienda que el salario mínimo se eleve hasta una horquilla de entre 1.012 y 1.047 euros en 14 pagas de aquí a 2023. Una modificación que supone un incremento entre el 6,5% y el 10,2% sobre los 950 euros de salario mínimo actual.

Mi pregunta, volviendo al inicio de este artículo, es ¿podrías vivir con menos de 1.000€ al mes? ¿Viven los actuales empresarios de este país con esa cantidad? ¿Cuántas veces cobran de más ese importe? ¿1 a 3? ¿1 a 5? ¿1 a 10? Según CCOO, la diferencia entre los salarios de directivos y los salarios medios es de 300 veces más. El sueldo de los directivos del Ibex, entre 23 y 118 veces más alto que el de sus equipos. Lo que se conoce como «brecha salarial».

Mañana celebramos el Día Mundial de la Justicia Social, un concepto que solo puede definirse a partir del hecho concreto de la injusticia social.​ La igualdad social, la igualdad de oportunidades, el Estado de bienestar, la pobreza, la distribución de la renta, los derechos laborales y sindicales, son las bases de esta justicia social. Está basada en la equidad y la dignidad humana, y es imprescindible para que cada persona pueda desarrollar su máximo potencial y para una sociedad en paz. Es decir, no es posible una sociedad en paz, justa y una vida digna sin salarios que nos permitan una vida digna. Y el salario mínimo interprofesional todavía está lejos de permitirla.

Cuando estas necesidades fundamentales no se satisfacen, nos encontramos frente a inequidades. Lo que convierte estas situaciones en injusticias es que pueden ser evitadas. La decisión de promover o de negar la justicia social está en manos de las personas, ya sea a escala individual, local, nacional o mundial. Está en nuestra mano cambiarlo y, como diría la Catedrática de Ética Adela Cortina, lo que es necesario, es posible y tiene que hacerse real.