No vamos a andarnos con rodeos. La guerra de Ucrania es un drama terrible que ha segado ya miles de vidas, y es normal que todos nos sintamos abrumados cuando vemos por la televisión las proporciones de la catástrofe. No seríamos humanos si no nos sintiésemos así… y si no nos brotasen unas ganas infinitas de ayudar.

Al mismo tiempo, es lógico que nos preocupen las consecuencias económicas de la tragedia en nuestras vidas. El 18 de enero, Estados Unidos reconoció que el ataque ruso era inminente y dos meses después, y con la guerra en marcha, el barril de petróleo de referencia en Europa, el Brent, ya se ha catapultado de los 90 a los 110 dólares. Además, sabemos que Rusia supone el 40% de las importaciones europeas de gas y el 20% de las importaciones de crudo… y que eso significa que el conflicto puede seguir influyendo sobre el alza del precio de la electricidad y los combustibles. Esta situación está afectando a muchos colectivos profesionales, pero todo apunta a que la factura la vamos a acabar pagando todos tanto en el consumo de energía como en la bolsa de la compra. Si se mantienen los niveles de inflación, seguiremos notando la pérdida de poder adquisitivo de nuestro dinero.

En este sentido, los asesores financieros debemos evitar caer en el nerviosismo y pensamos que la alarma nunca es buena para tomar decisiones. Por eso, tratamos de ayudar a las familias a mirar con calma, a poner en perspectiva el conflicto, a ver las consecuencias económicas que tiene sobre sus vidas y, finalmente, a calmar sus lógicas preocupaciones por el rugido de la inflación. En paralelo, explicamos cómo actuar en estos momentos de volatilidad para poder afrontar los momentos de incertidumbre.

Y lo hacemos diseñando con ellos planes de medio y largo plazo donde identificamos las soluciones financieras adecuadas para que ningún sobresalto vuelva a poner en peligro algunas de las metas más importantes de sus vidas: recursos para que sus hijos puedan realizar sus estudios universitarios o para procurarse una buena calidad de vida tras la jubilación.

Planes que permitan aproximarse al mercado paulatina y sistemáticamente con estrategia y de un modo inteligente construyendo, especialmente, en momentos como estos.

Tratamos de ayudarles a conseguir sus objetivos sin prisas, sin agobios, con tranquilidad.

Ante todo, mucha calma.