“A las mujeres nos machacan mucho más. ¡Gorda, depílate! Amenazas de muerte, de violación; hay gente que te saca la ubicación de tu casa, encima te comes un odio si hablas de política, estamos desprotegidas, necesitamos construir herramientas colectivas”. Miriam Jiménez Lastra socióloga y politóloga se encuentra realmente posicionada en esta nueva y concluyente vertiente laboral. “Tenemos una relación laboral con las plataformas, lo que hago es muy útil para muchas personas”. Afirma que “hay muchos monetizadores del odio metiéndose con nosotras”, ese continuo ataque desequilibra a cualquiera por lo que no es de extrañar que al ir por la calle no sepas si quien te mira “te va a pegar”. Pero en la balanza “lo positivo es mucho más grande que lo negativo”.

¿Qué hay de la responsabilidad de las plataformas? ¿Por qué no evitar que el algoritmo repita el discurso de odio?

Miriam es vegana y en sus contenidos tal punto es palmario, reconoce que le “regalan mucha comida” pero admitir obsequios de marcas comerciales merma la libertad y, “¡no voy a dejar mi contenido para trabajar gratis!”. Aun así, “hacemos publicidad gratis muchas veces.

¿Cómo funciona el algoritmo (instrucciones para ejecutar programas tecnológicos)? ¿Se regulará su trasparencia? Reseñar que la plataforma puede modificarlo en cualquier momento y dejar sin este trabajo, mayormente mal pagado, a la persona creadora de contenido.

¿Por qué cuando las chicas juegan en red empiezan a recibir consejos del resto de participantes?

¿Por qué existiendo casos de pedofilia en streaming ahí siguen?

¿Por qué no puede existir diálogo directo con la plataforma?

“Si tengo que depender de lo que me dice un algoritmo”, confiesa Miriam, ella y otras muchas personas influencer pueden ver eliminados sus contenidos. “¿Me puedes devolver mi cuenta que me la has eliminado por dos strikes (penalizaciones)?”.

” A creadores les han cancelado” por sacar la imagen de un brazo que el algoritmo lo ha considerado como un desnudo, comenta Rubén Ranz coordinador de UGT presente en las charlas celebradas en el Centro de Innovación Las Naves con motivo de la presentación del informe: Ser influencer hoy: posibilidades y obstáculos de una nueva fuente de empleo. Estudio realizado por la Cátedra de Economía Colaborativa y Transformación Digital de la Universidad de Valencia. “Hay gente que se dedica a robar cuentas” afirma Ranz algo que supone tener que empezar desde cero en el trabajo ya que recuperarlas es una epopeya.

“Esta experiencia sindical es completamente nueva” un reto para cuantas entidades se implican en la defensa, ordenación y legislación laboral. Es imprescindible agilizar lo que  se refiere a “la valoración que se tiene de este trabajo, crear ese puente para hablar de monetización (fuente de ingresos), de derechos de autor”. Ranz alude a un contenido sobre Rosalía que ha sido utilizado televisivamente sin que se citase autoría. “Cada plataforma tiene su propio modelo, el gran olvidado es la responsabilidad de las plataformas” en los contenidos de odio, “la plataforma tiene mucha responsabilidad”. Ellas determinan si eres visible o no en función de su modelo. Existen partidos políticos que descaradamente tientan  a influencers bajo la premisa de: “Te vamos a hacer más visible”.

¿Micromecenazgo como herramienta de proyectos en redes sociales?

“No tengo que pasar por el aro a no ser que esa marca me interese, muchas veces son las agencias las que no te tratan bien”. ¿Agencias que copian y pegan? Quiero trabajar “a mi manera” confiesa Miriam quien, dada su formación, confiesa: “Soy capaz de hablar de análisis político, de sociología”.

“O estás muy seguro de ti mismo o te pueden comer, yo soy gay y lo he visibilizado”. Al subir a las redes sociales un beso con su pareja, Adrián Mora Maroto recibió odio: “¡Maricón de mierda! y exclamó: ¡Ostras aquí hay un problema!”. Fue su propia comunidad quien respondería respaldándole. Sonriente y espontáneo este arquitecto, creador de contenido y comunicador digital, triunfa en las redes. Durante el confinamiento sanitario en el barrio “todos estábamos conectados”. Asevera que “las marcas de coches pagan muy bien”, aunque la agencia mediadora plantea propuestas peripatéticas: “Te podríamos dejar el coche un par de días más”.

¿Por qué la modalidad de no pagar siempre parasita la creatividad? ¿Los sindicatos están actualizándose en este perfil laboral que va in crescendo?

“Curras un montón los videos y llega el señor de Instagram ¡pum! y te lo capa”, apunta Mora. Urge marcar límites e instaurar derechos.

¿Por qué la contabilidad reflejada en los contenidos no se monetiza para autores y autoras? “Todavía no he visto un euro y han pasado siete meses, a mí no me llega nada”. ¿Morosidad escondida tras el “te damos total libertad”? “¡ya! ¿pero si no me pagas?”.

 “He trabajado con agencias internacionales que es el mayor coñazo del mundo”. Adrian Mora abandera la credibilidad, el disfrutar trabajando y comunicar con humor.

¿Para cuándo la legislación negociada entre todas las partes, control laboral, reconocimiento? ¿Existe información social válida?

“Seguidores y seguidoras les siguen porque querrían tener ese tipo de vida, les gustaría tener esa vida que presentan los y las influencer” declara la psicóloga organizacional Luminita Patras coautora junto al profesor titular de Derecho del Trabajo en la UV Adrián Todolí de la citada publicación.

“Ya no son autónomos, son empresarios” comenta Patras. En dedicación exclusiva existe la “necesidad de trabajar veinticuatro horas al día siete días semanales, dependientes del algoritmo de la plataforma”, añade. En dedicación parcial se compagina con trabajar, estudiar o preparar algún máster. “Es un trabajo aspiracional” como única dedicación. Hay quien monetiza personalizando productos, vendiendo ilustraciones.

¿Qué hay de las cuestiones tributarias? “Por un regalo, dicen, no hay que tributar, hay quien tienen una gestoría externa”, indica Patras.

¿Niños y niñas mercantilizados generalmente por familiares? ¿Generar beneficios a empresas tecnológicas difundiendo asesinatos?

¿Qué pasa con la salud mental? “Si no les va bien no pueden dormir, no tienen vacaciones, trabajan de fin de semana o de tarde noche, sienten mucha tensión en su vida”, cuando hubo una caída en las redes el estrés se agudizó al máximo preguntándose: Ahora “¿yo que hago?”, comenta Patras.

Todolí remarcó sobre las mujeres influencer que “si hablan de política” hay más discurso de odio no así si “hablan de moda; estamos perpetuando esta discriminación y esta injusticia, las plataformas pueden poner límites, o la Administración, hay un relato de libertad absoluta”.

¿Aplicar el artículo veintidós del Reglamento Europeo? ¿Influencers como herramienta de cara a resultados electorales?

“He hablado con dos personas que se han muerto de éxito, ves que empiezan a darte regalos” y quieres más y más. La “economía de creadores” o “passion economy” está totalmente posicionada. Patras en la valiosa investigación aborda distintas ofertas e industria relacionadas: “videos y contenidos para redes, streamings de videojuegos, cursos y talleres en línea, podcasts (contenido de audio), newletters (publicación de novedades de marcas), mascotas, parenting (crianza infantil), moda, entretenimiento, viajes, videojuegos, fitness (cultura deportiva), belleza, casa y DIY (hazlo tú mismo), comida, tecnologías, negocios y niños”. La también docente rumana apunta que en España este modelo de negocio es “una realidad que genera millones de euros” con categorías y especificaciones: Influencer (“persona que cuenta con cierta credibilidad sobre un tema concreto”), líder de opinión, prescriptor, celebridades o famosos, experto comunicadores y consumidores, nano-influencers, micro-influencers, médium-influencers, mega-influencers. Casi el cincuenta y uno por ciento de personas encuestadas querrían ser influencer, la mayoría mujeres. El “48% de los jóvenes españoles pasa en las redes sociales más de dos horas, y la mayoría (53%)  lo hacen viendo contenido de los influencers a los que siguen”. En dos mil veintiuno se contabilizaron cien influencer realmente influyentes en España.

Instagram (1082 millones de usuarios, el  45% son bots-programa automático replicante-, cuentas inactivas o automatizadas), Pinterest, Facebook, Twitter, Reddit, TikTok (“800 millones de usuarios”), YouTube (“2000 millones de usuarios”), Twitch, OnlyFans. ¡Total! tres mil novecientos sesenta millones de usuarios. ¿Se implementan cursos de influencer? ¿Anteproyecto de Ley General de Comunicación Audiovisual en España? En dos mil veinte “más de la mitad de los influencers auditados estuvo involucrado en fraudes”.

 Ricard Huerta, artista visual y catedrático de Educación Artística en la Universidad de Valencia asevera en su libro La imagen como experiencia que: “Hoy en día cualquier adolescente ha generado y distribuido en las redes más imágenes suyas de las que nunca se hubiesen imaginado tener nuestros padres a lo largo de toda su vida”