Tardaremos en conocer lo sucedido; no llegaremos a tener imágenes ajustadas a los distintos momentos del choque con la gendarmería marroquí. No llegaremos a tener esa información porque la policía marroquí se habrá cuidado muy mucho de que no se pudieran captar esas imágenes. En unos días dispondremos finalmente de los datos de muertos y muy probablemente de las imágenes tanto de los heridos que no fueron atendidos, como de los que agonizaron durante horas bajo vigilancia policial, como de los que heridos han retornado al Gurugú. Como resumen de la jornada nos queda una información del País: «todo era sangre, piel desgarrada, pies rotos…»

El Sr. Presidente ya me había demostrado antes de hoy que podía vender su palabra o malversar su crédito. Pero lo que no había llegado es a exculpar a una gendarmería que ha actuado con la máxima crueldad. Incluso ha llegado a agradecer que «la gendarmería se haya empeñado a fondo para intentar evitar el asalto violento».

El Sr. Sánchez y su Ministro de Interior podrán lograr que la organización de la seguridad en Madrid sea un ejemplo para ese mundo entero que Uds. acogen y apetecen hasta el delirio. Pero están siendo incapaces de proteger adecuadamente Melilla; me asusta pensar que no la guarda mejor porque ya sabe que la tiene protegida por la gendarmería marroquí de cuyas hazañas acaban de dar la última muestra. Y Ud. se muestra agradecido. Sr. Sánchez, se ha cubierto de infamia.

He llegado a una dolorosa conclusión: a medida que tengamos más información, tendremos más motivos para avergonzarnos. Considero que su análisis es tan injusto con lo acaecido, tan desleal con quienes le apoyan y tan violento con los débiles, que ha quedado inhabilitado para presentarse de nuevo a unas elecciones presidenciales. Todo me induce a pensar que se encontraría muy feliz en alguna playa de Marruecos y hasta podría venderle sus servicios de asesoría.

¿Por qué nos obliga a asumir un análisis tan burdo, tan vejatorio? Necesitaba escribir estas líneas porque no podía considerarle ya como mi Presidente de Gobierno. Nuestro querido país se merece más previsión, mejor organización de las fuerzas de orden público y más respeto hacia esas personas que, según Ud,. son «víctimas de las mafias, las únicas responsables de todo lo sucedido». No es así. El responsable es Usted.