Me entero por las redes sociales de la muerte de Frederic Martí Guillamón, actor, librero, activista cultural y narrador de la València de postguerra , El carrer de Rubiols y La ciutat trista, dos obras entre la literatura de ficción y de memoria. A juzgar por la resonancia , veo que la desaparición de Frederic Martí ha pasado con bastante discreción por las páginas informativas. Nada nuevo bajo el sol. La memoria, una vez más, me obliga a retroceder en el tiempo y bucear en el mar caprichoso de los recuerdos. Mi primer contacto se remonta a principios de los años setenta, cuando en compañía de Rafael Gallart, el director de teatro que había estado pionero en la introducción del llamado café-teatro en València, visito por primera vez la librería Ausiàs March situada en la calle Embajador Vich de la ciudad de València. La pareja Federic Martí i Toni Beneyto —o Toni Mestre como será más conocido— son los encargados del establecimiento . Toni Beneyto había sido compañero de Gallart en los jesuitas, una amistad que habían continuado luego en tiempos universitarios y diferentes peripecias culturales. «Vamos a ver a Los Federicos», me había dicho Gallart, el nombre que a partir de ahora me servirá de referencia. Martí había dado sus primeros pasos profesionales en el mundo del teatro, marchando a Madrid donde trabajó durante varios años en diferentes compañías y montajes teatrales para regresar después a València. Para un adolescente como yo, resultaba todo un espectáculo oírle contar anécdotas teatrales, confidencias sobre un determinado actor, actriz o director teatral. Todo ello representado en una mezcla de personaje de Noel Coward y Conchita Montes. Mientras Toni Mestre representaba la figura intelectual, Frederic Martí ejercía con excelencia la de relaciones públicas.

Por la librería pasaba una buena parte de la sociedad cultural de la València de los setenta. Recuerdo la visión de un jovencísimo Salvador Jáfer, cheveux au vent, iniciando su trayectoria poética. No era extraño encontrarte con algunos de los actores y actrices de las compañías que pasaban por el Teatro Principal, Núria Espert o la pareja Fernando Guillem y Gemma Cuervo hojeando los libros de la librería. Recuerdo también a Josep Piera cuando venía a la ciudad desde su refugio de La Drova. Y Amadeu Fabregat, Rafael Gassent, Rafa Ventura Melià o la pareja Manuel Borrás y Manuel Ramírez que después fundarían la editorial Pre-Textos. «Amics i coneguts» que por la noche te podías volver a encontrar en el Christopher Lee, el local que acababan de inaugurar otra pareja imprescindible en aquellos años, Rafa Ferrando y Lluís Fernández, cerca de las Torres de Quart bajo la advocación de Marlene Dietrich y la cultura camp promovida por Susan Sontag. Como otras librerías «rojas y separatistas» de la época, la librería Ausias March tuvo su ración de bombas por parte de la extrema derecha. Todavía conservo uno de los libros que se salvaron del fuego exterminador, Adiós a Berlín de Christopher Isherwood en traducción ni más ni menos de Jaime Gil de Biedma que muestra en su cubierta las huellas del siniestro. La librería a veces tenía un punto de camarote de los Hermanos Marx o de vodevil en medio de un cierto trajín y lugar de equívocos entre el Up & Down, la parte superior —la librería— y el sótano utilizado como sala de estar o zona de descanso.

Muchos de mis primeros amores y pasiones literarias tuvieron su origen allí, una edición, creo que mexicana de El guardián entre el centeno de J.D. Salinger, bautizada como El cazador oculto. O el descubrimiento de la narrativa de Scott Fitzgerald, Josep Pla o la poesía de Vicent Andrés Estellés. O aquel libro epifánico para toda una generación, Te deix, amor, la mar com penyora de Carme Riera. Primeras lecturas siempre guiadas por la erudición y el buen gusto de Toni Mestre, practicante apasionado de un oficio que poco a poco ha ido desapareciendo.

Miro atrás y veo a un adolescente saliendo de la librería con un disco pequeño de cuatro canciones de Lluís Llach. Cuando la vida guardaba toda la felicidad en un pequeño trozo de vinilo.