“Lucho hoy para que mañana no tenga que hacerlo mi hija”.

“Nuestro régimen nos está matando”.

“Estamos decepcionados porque los gobiernos no hacen nada, si todos nos unimos podemos exigir algunos cambios, que no sea obligatorio el hijab (velo cubriendo cabeza y pecho de las mujeres), la policía moral ataca también a los hombres, la gente se irá manifestando fuera del país” declara Elena una joven iraní de treinta y dos años, residente en Valencia desde hace dos años, mientras prepara las velas, pétalos y margaritas blancas en la primera de las dos concentraciones en la ciudad del Turia contra la sangrienta represión que sufren las mujeres y todo el pueblo iraní por parte de una maligna dictadura teocrática.

“Las mujeres y los hombres iraníes protestan en las calles frente a policías y militares que les disparan sin remordimientos, a matar”, se lee en la octavilla repartida al cuantioso público participante donde predominan jóvenes vestidos de negro, chicos y chicas iraníes que no se arredran. Gritan por la libertad y por mantener candente el recuerdo de Masha Amini mujer kurda iraní, de veintidós años que, de visita en Irán, fue apresada por la ¡policía de la moralidad! porque “según ellos, su velo dejaba demasiado pelo a la vista. Fue llevada a la comisaría de donde no saldría jamás. Asesinada a golpes”. Masha Amini murió en el hospital tras sufrir un horripilante suplicio.

Irán se ha levantado en paradigmática avalancha popular de protestas por las vejaciones sufridas desde hace años. Ante ello, las fuerzas represoras esgrimen la brutalidad y el asesinato, utilizando hasta las ambulancias para trasladar a las personas apresadas.

“Mujer, vida, libertad” este es el texto que acompaña a dos impactantes imágenes de Masha Amini, a la izquierda en toda su lozanía juvenil, a la derecha en coma, intubada por boca y nariz y con el rostro hinchado.

“Estas mujeres de Irán necesitan libertad, tienen problemas con el Islam, con la dictadura” dice Helaleh de treinta y ocho años quien ha trabajado con una organización de mujeres en Suecia, “a veces aquí, a veces en Suecia”.

En los preámbulos de la acción cada cual cumple con su cometido mientras en derredor se agolpan mujeres y hombres de diversas nacionalidades además de colectivos como la Coordinadora Feminista de Valencia y el grupo de tambores Lesbianbanda.

“Todos somos Masha Amini”. “Exigimos derechos humanos “. “Tu silencio nos cuesta la vida”. “Masha Amini, ¡dí su nombre!”. “Asesinada a golpes”. “Estamos asfixiados por un régimen”. “La dictadura ha cortado la conexión a Internet para que el mundo no vea tanta sangre derramada con su brutal represión”. “Por favor, no nos dejes solos”. “¡Comparte nuestro grito!”.

El clamor es unánime: “¡¡¡Sé nuestra voz!!!”.

Emocionante el cántico iraní que en un momento del encuentro sobrecoge a transeúntes y personas congregadas.

“La regla islámica es la primera preocupación del Gobierno, los islamitas de la dictadura se han enriquecido con el comercio con Rusia y China”, se escucha en esta, una de las múltiples manifestaciones internacionales de repulsa. “¡La mayor protesta contra el Gobierno!”. Una de tantas que se vienen llevando a cabo mientras penosamente se ratifica que “el mundo está en silencio”. Ese mundo de poderes financieros maléficos y estratagemas inhumanas.

“¡Macron debería darte vergüenza, Biden debería darte vergüenza!”.

Robert Zemeckis director de cine estadounidense, en mil novecientos noventa y siete, sobre la trama y el personaje de su película Forrest Gump apuntaría: “Quien se asombra es porque no conoce a los hombres del poder americano. El C.I. (coeficiente intelectual) de muchos de ellos es muy inferior al de mi personaje”.

“Cruz Roja, ¿dónde estás?”. “¡Genocidio!”.

¿Quién con suficiente poder hará algo para perseguir, investigar y castigar la desaparición de estudiantes y periodistas en Irán? ¿Personas arrestadas por celebrar una fiesta privada? ¿Mujeres aterrorizadas continuamente ante la policía hijab?

Nicolás Maquiavelo, escritor y diplomático florentino del Renacimiento italiano quien había padecido tortura, en su obra titulada El Príncipe, relata cuál es el comportamiento estándar en quienes gobiernan: “hipocresía, poder y crueldad han sido la trilogía-soporte de los verdaderos estadistas”.

Terrible realidad la de que avances de cualquier índole también generen nuevas fórmulas de destrucción del prójimo, eso sí, siempre enmascarada tras una causa y el irrefutable beneficio. Las mujeres, la mitad de la humanidad, son la impertérrita pieza clave a perseguir, atormentar, esclavizar, asesinar, empobrecer en base a religiones, políticas, dictaduras, sectarismos, ignorancia y en resumen: ¡maldad!

“Hace dos años hubo una misma protesta, mataron a mil quinientas personas, ahora es diferente, la gente está luchando para que la escuchen”, comenta Saba joven iraní de pelo corto y cruz al cuello. Saba, de veintiocho años, residente en la ciudad del Turia, se muestra como activa lideresa. “Nuestro presidente (Ebrahim Raisi) en Nueva York, en conferencia, enseñando la foto de Qasem Soleimani (general de la temida fuerza de élite Quds Guardia Revolucionaria de Irán, hombre de confianza del ayatolá Alí Jamenei, “hombre clave en la cooperación que discretamente establecieron Washington y Teherán”) mientras están matando a nuestras familias en Irán”.

“¡No salen noticias de Irán, no salen noticias de Irán!”, repite consternada Saba.

“Facebook, Twitter, Instagram vergüenza”.

Quinto Septimio Florente Tertuliano escritor cartaginés del siglo segundo en su Apologética escribe sobre los poderes malignos: “pueden estar en todos lados a un tiempo, porque dan vueltas al mundo en el instante en que nosotros damos un paso”. ¿Ubicuidad tecnológica, científica, de corporaciones al servicio del mal?

Minutos de silencio. Una chica con pantalones vaqueros negros, camiseta negra y la foto de Masha Amini prendida en el escote, baila. Posteriormente otra joven se corta el cabello en señal de protesta por la violencia contra las mujeres en Irán. Fotografías de chicos y chicas asesinados recientemente se muestran en un cartel y un joven extiende la bandera iraní.

La sociedad iraní se está secularizando vertiginosamente, “un estudio online de 2020 muestra que sólo el 33% de los iraníes se consideran musulmanes. Otro 33% de los iraníes no sigue ninguna religión (pero ocultan esto públicamente). El resto encaja en otras religiones”, notifica el manifiesto.

¿Líderes empecinados en dominar mediante la religión cuando desde “hace 44 años la moneda ha caído, con un salario mínimo mensual actual de unos 150 dólares”? ¿Qué contubernio se ha tramado para desestabilizar y arruinar al quinto país mundial en recursos naturales, con un millón de espacios arqueológicos registrados y cuya edad media de su población es de treinta y dos años? ¿Sicarios económicos? ¿Líderes ricos y pueblo pobre? ¡El mal del petróleo! Adiós al turismo, ya llegó la escasez de agua (el lago salado Urmia el mayor del Medio Oriente completamente seco por la actividad humana), aniquilación de la biodiversidad más exclusiva y bosques arrasados desde hace cuarenta y cuatro años.

”Masha puede ser cada una de nosotras” vocea Elena quien afirma que “ese nombre nos ayuda mucho a nosotros”.

“¡No quiero que otros nos salven, somos los suficientemente valientes para exigir nuestros derechos, para luchar y ganar! Esto es valentía, le pedimos que ¡no ayude a nuestros asesinos!”, lee Saba.

Jean-Paul Sartre, filósofo, pionero del existencialismo, novelista y dramaturgo francés que rechazó el Premio Nobel de Literatura, en Huis clos su personaje indica: “el infierno son los demás”.