La culpa es nuestra

Manifestación de la afición del Valencia contra Peter Lim

Manifestación de la afición del Valencia contra Peter Lim / Francisco Calabuig

J.M. Bort

J.M. Bort

En esta pesadilla que vive el Valencia CF, todos (los valencianistas) tenemos pendiente hacer un examen de conciencia colectivo. Una vez bajemos a Segunda, este año o el que viene, o el otro, necesitamos un líder redentor que nos convoque en la Avenida de Suecia, bajo el escudo, tome el micrófono y nos saque las vergüenzas, dejando por un momento a Peter Lim apartado a un lado. Nos lo tienen que decir los de fuera porque nosotros no lo queremos aceptar. Tengo una amiga de Bilbao que me lo dice cada sobremesa que tenemos tardeo: “No valoráis lo vuestro”, como si no lo supiésemos ya. Llevamos escuchando en bucle el recado durante años, pero nos resistimos a meter al Valencia CF en esa falla porque nos duele mucho. Y nos pica a rabiar porque no lo aceptamos. La psicología le llama 'disonancia cognitiva' y de eso, como de otras tantas cosas (buenas y malas) vamos sobrados.

Cuando bajemos a Segunda, insisto, no miremos solo hacia Singapur. Tenemos muchas cuentas pendientes con nosotros mismos. Deberíamos asumir que esta penitencia nos corresponde a nosotros y a nadie más. Nos podemos perdonar algunas cosas, como no haber respondido en masa a las ampliaciones de capital, pero no a habernos creído que éramos los mejores para siempre pese a que ya no había crédito.

En este laberinto nos hemos metido nosotros. Un club de fútbol no es sólo animar, ganar y festejar desde la grada. Ni viajar a las finales. También hay que exigir responsabilidad. Y eso no lo hemos hecho. Ya basta de tanto victimismo. Ya basta de tanto ruido. Posiblemente hemos llegado tarde. Cuando todo esto acabe, urge el silencio, la reflexión. Entonar el ‘mea culpa’ y, desde ahí, desde el fondo del agujero que nosotros hemos ayudado a cavar, volver a empezar, si es que tenemos esa suerte. Debemos de empezar desde la responsabilidad, con menos tracas y 'més trellat'.

¿No nos pesa haber vendido las acciones a 600 euros a Roig y a Soler para pagarnos unas vacaciones a cambio de haber perdido el sentimiento de propiedad colectiva"

Lim y Salvo, en el palco de Mestalla

Lim y Salvo, en el palco de Mestalla / Levante-EMV

Nos pesa Peter Lim, nos pesan Amadeo y Aurelio y (casi todos) los patronos, nos pesa Vicente Soriano y nos pesa Juan Soler casi como el gol de Mbia. Pero, ¿no nos pesa haber vendido las acciones a 600 euros a Roig y a Soler para pagarnos unas vacaciones a costa de haber perdido el sentimiento de propiedad colectiva ? ¿No nos pesa el ‘fulanito vete ya’ de rigor cuándo estábamos en la cresta de la ola? ¿No nos pesa el coche de Cúper? ¿No nos pesa no haber gastado esa energía en exigir otras cosas, como el amor al Valencia desde la humildad y la responsabilidad? ¿No nos pesa el desprecio que le tuvimos a iniciativas como Savia Nueva, que sólo buscaban devolvernos el Valencia CF a los aficionados? ¿No nos pesa el vacío que le hicimos a Fede Varona, otro impulsor de la democratización del club?

¿No nos pesa no haber exigido a Llorente un ‘concurso de acreedores’ para evitar este mal sueño antes de ceder al gobierno de turno? ¿No nos pesan los pitos a Jaume Ortí? ¿No nos pesan las cartulinas? ¿No nos pesa el nuevo estadio porque Mestalla se nos quedaba pequeño? ¿Las alfombras rojas? ¿No nos pesa haberles dado cancha a voceros ruidosos y macarras que colaboraron en la autodestrucción (y que después cambiaron de camisa)? ¿Y haber salido a la calle a injuriar a un banco que nos había prestado 300 millones? ¿No nos pesan los 400 millones de deuda que teníamos antes de la era Lim?

No desviéis la atención. Dejemos de invocar cada día a Kempes, Puchades y Claramunt. Dejaos de tanta nostalgia tramposa. Dejaos ya de tanta literatura y de tanto romanticismo y hagamos autocrítica. Miremos a nuestros hijos a los ojos y contémosle todo para que esto no vuelva a repetirse.