Mirador

Homenaje al teatro

Alejandro Mañes

Alejandro Mañes

Carles Alberola y Alfred Picó, nos brindan en el teatro Talia de València un hermoso homenaje al teatro. Con texto y dirección escénica del propio Alberola, con la ayuda de Toni Agustí, como ayudante de dirección, la obra va más allá del homenaje a los dos actores que se reúnen, después de diez años, al recibir una oferta de trabajo anónima para volver a actuar en una gala benéfica en favor del compañero de profesión fallecido. Se trata de un espléndido trabajo de dos excepcionales actores, en la producción de la compañía L’Horta Teatre, en favor de la labor social del teatro, que recientemente ha sido reconocida con el Premio Nacional de Artes Escénicas para la Infancia y la Juventud 2023, otorgado por el Ministerio de Cultura y Deporte, a través del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (Inaem).

L’Últim ball, es el homenaje a esos actores y actrices de teatro anónimos que, a través de sus espectáculos, han hecho feliz a mucha gente, a través de la historia de dos viejos cómicos que se reencuentran para rendir honor a un compañero fallecido de la misma profesión de la que ellos malviven para ejercerla. Uno de ellos está retirado y jubilado, interpretado por Alfred Picó, y el otro, en activo pero sin estabilidad económica, interpretado por Carles Alberola. Es en el momento en el que vuelven a cruzar sus caminos, cuando se dan cuenta de que no han vivido momentos tan intensos como cuando trabajaban juntos.

L’Últim ball, tiene como objetivo apelar a los sentimientos del espectador, transmitiendo esa sensación de hacer y vivir las cosas por primera vez, como si fuesen niños, que perciben el mundo como algo nuevo. Así, te ríes y sufres a partes iguales. La historia, representada como una comedia sobre el escenario, también se puede aplicar a otras profesiones, que se encuentran con dificultades análogas a las de los protagonistas. «Lo importante de la vida son los siguientes movimientos», dice uno de ellos. El mensaje que quiere lanzar es el de la posibilidad de las segundas oportunidades, y cuando las hay, aprovecharlas. Así, la comedia hace especial hincapié en la recuperación de las personas mayores que siguen siendo igual de válidas para merecer la atención.

La obra, entonces, habla de las segundas oportunidades y lo hace desde el mundo del actor. Las segundas oportunidades, del éxito o del fracaso, son las dos caras de una misma moneda. En ocasiones, los teatros están llenos, en otras con escasa concurrencia. Así están los dos amigos que, en un momento determinado, dejaron de trabajar juntos, incluso de hablarse y, en el ocaso de sus carreras, uno intenta convencer al otro para hacer ese último baile. Es un espectáculo muy humano que habla de cosas en las que todo el mundo puede reconocerse.

Es el tema de dejar fuera del ámbito laboral a las personas de mayor edad, sin valorar su experiencia y lo mucho que todavía pueden aportar, considerando únicamente el mayor coste que pueden suponer. Incluso se disculpan las decisiones equivocadas o erróneas, pues conforme avanza la función se valora la segunda oportunidad, que olvida los errores y corrige las malas decisiones, para mirar el futuro pensando más en lo que nos une que en lo que nos separa.

«Només val la pena allò que val la pena», dice una de las canciones, excelentemente interpretada, en una especie de music-hall valenciano, bailada por ambos intérpretes, con gran sensibilidad, reivindicando la felicidad, independiente del éxito, haciendo lo que a cada cual le gusta, en su caso, el teatro. Uno, ya retirado, mientras el otro, malvive sin éxito. Son personajes que estiman lo que hacen, que solo son felices arriba de los escenarios, y lo transmiten dando felicidad a los espectadores. Viviendo en una sociedad cada vez más polarizada, se apuesta en favor de acercar posturas, evitando estar unas contra otras, y buscando los puntos de encuentro como hacen los dos grandes actores que protagonizan esta espléndida lección teatral.