El PSOE tiene un problema

Patricio Simó

Patricio Simó

 Los dirigentes socialistas no han querido hacer una lectura en clave nacional de las elecciones gallegas porque los resultados han sido un auténtico varapalo para los socialistas gallegos que han perdido cinco diputados y son la tercera fuerza política. Solo con que se hubiera dado el gobierno de coalición con los del BNG, la lectura hubiera sido otra muy distinta.

La estrategia diseñada desde Ferraz de presentarse de la mano del BNG y no como alternativa al PP y a los nacionalistas gallegos les ha pasado factura. El PSdeG ha obtenido los peores resultados de su historia. Al final, los votantes de izquierda han optado por el BNG, dando el apoyo a Ana Pontón, que ha ido de menos a más en la campaña electoral. Se ha producido un trasvase de votos del PSdeG al BNG. Los nacionalistas gallegos salen reforzados en estas elecciones y les convierte en una alternativa sólida, gracias, sobre todo, al liderazgo de su candidata que ha sabido ilusionar al votante de izquierdas.

El PP de Galicia ha sido históricamente el mejor exponente que tienen los populares porque ni siquiera cuando las cosas les han ido mal a nivel nacional por los casos de corrupción, Galicia ha sido siempre su salvamento, quizá porque allí es un partido muy transversal, donde no han saltado casos de corrupción y muy galleguista que se nutre no solo del votante de centro derecha.

Lo que se planteaba como un plebiscito sobre Alberto Núñez Feijóo le ha salido francamente bien al líder del PP, cuyo liderazgo ha salido reforzado porque el PP mantiene la mayoría absoluta en Galicia, pese a la subida en votos y escaños del BNG. Quinta mayoría absoluta de los populares que tiñen de azul prácticamente todo el territorio nacional. Esta vez sin el lastre que supone Vox que solo cuenta con una concejala en Avión.

En Galicia no quieren los extremismos. Tampoco Unidas Podemos ha conseguido entrar en la Xunta.

La derrota del PSOE y de sus socios de Sumar que no ha obtenido representación, sitúan a Pedro Sánchez y a Yolanda Díaz en una posición delicada. Sánchez gobierna gracias al apoyo de las fuerzas nacionalistas e independentistas (ERC, EH Bildu, Junts y PNV), con la amenaza siempre presente de Junts que en cualquier momento puede dar por rota la legislatura.

Sánchez ejerce un poder presidencialista con un control férreo dentro del partido que ha acabado con las voces críticas, salvo con la de García-Page porque le avalan dos mayorías absolutas y con la esencia de lo que ha sido un partido socialdemócrata como lo era el PSOE de Felipe González.

El gran error de Pedro Sánchez que ha quedado puesto de manifiesto en las pasadas elecciones gallegas es el pacto suscrito a nivel nacional con nacionalistas e independentistas que mantiene al Gobierno sometido a un chantaje permanente.

El PSOE tiene un problema a nivel nacional, aunque nunca un secretario general ha tenido tanto poder como Sánchez, ni siquiera en los tiempos de Alfonso Guerra y Felipe González, pero entonces los socialistas gobernaban el país con mayorías absolutas. Eran otros tiempos que difícilmente volverán.