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El tránsito de la pelota de foot-ball

El tránsito de la pelota de foot-ball

El 5 de octubre de 1893 nació la que puede considerarse primera revista de información deportiva escrita en España: El Pelotari. Todo un acontecimiento que veía a satisfacer la demanda de la intensa actividad de un deporte que entonces se extendía por todos los rincones de España. Se daba cumplida cuenta con crónicas que cuidaban la prosa, pues, según anunciaban no faltaban «afamados escritores de toda España».

Los que se llamaban frontones industriales se extendieron por todas las principales ciudades españolas. El hecho de que la corte veraneara en San Sebastián hizo que Madrid se interesara por el juego de pelota, que en la mayoría de las ocasiones se disputaba a la modalidad de cesta punta. Instalaciones cuidadas, joyas de la arquitectura deportiva española, como el Beti Jai de Madrid, -ahora se rehabilita gracias a una asociación que no ha cejado en ese empeño-, se extendieron por las principales ciudades: Madrid, Barcelona, València, Bilbao, San Sebastian, Sevilla, Zaragoza, Valladolid, Alicante€ En todas ellas se anunciaban a las grandes figuras del que se decía «sport vasco». Un verdadero negocio montado en torno a las taquillas y, sobre todo, a las apuestas.

El Pelotari no escatimaba esfuerzos para recoger noticias gracias a la expansión del telégrafo y a la correspondencia. No faltaban crónicas de los trinquetes valencianos pues por aquellos años se alzaban en València los de Pelayo, Marchalenes y Juan de Mena, siendo este último el más activo de aquellos tiempos, al menos el que más se preocupaba de salir en la publicación comentada. Y no sólo de la actividad del Juan de Mena, sino de otros lugares. En el número 76 de la revista, de fecha 21 de marzo de 1895, se recogen dos duelos disputados el domingo 17 de marzo: en Burjassot, con Barberet, Rullo y Caje de Paterna contra El Chatet, José y Mague de Marchalenes y en Vinalesa con Ravachol, Montaner y Tofolet contra Corbella, Chiquet de les Valls y Navarro.

En el mismo año, con fecha 9 de mayo, se anunciaban los duelos de los trinquetes de Pelayo y Juan de Mena. En el primero, Galapan, Micalet y Machuca contra Rata, Rabosa y El Chato, con victoria de los primeros. Y anunciaba un próximo duelo en el Juan de Mena, con el «célebre» Barberet de Benairbeig, Lliriano y Font contra Nel, Angelino y Severo.

La revista anunciaba duelos en otros lugares como La Habana y Buenos Aires. Sin embargo, la publicación que siempre publicaba en su primera página la foto de algún destacado jugador de pelota cambiará el 19 de diciembre de 1895 para anunciar a toda página el juego de Foot-Ball, con un grabado de un portero con camiseta a rayas horizontales. Los tiempos empezaron a cambiar y la pelota, que se empeñaba en jugar al negocio de las apuestas, en frontones o trinquetes desconectados unos de otros, comenzó su decadencia para dar paso al valor sentimental que se provocaba con los duelos futbolísticos. Ni a nivel nacional, ni internacional hubo la lucidez de unir fuerzas para recoger el caudal de masas que siempre fue este deporte. El nuevo «sport» británico se organizó en federaciones, en competiciones de ciudades contra ciudades y el alma enamorada de los viejos duelos entre pueblos euskaldunes de tiempos del Hijo de Simón o en el de los valencianos, con las selecciones del norte contra el sur del Xúquer, y la figura del Sagal de Petrer decayó lentamente hasta acabar como manifestación minoritaria que sobrevive por el esfuerzo de románticos, en regiones diversas. La tarea de acercar, consolidar y revivir la entrega sentimental hacia los colores de las selecciones nacionales de cada territorio es titánica, pero sin duda es la que volverá a cautivar y acercar a este deporte a nuevos aficionados. La revista El Pelotari nació con la explosión creadora de frontones industriales y decayó, y cerró, cuando la apuesta se vino abajo. El juego de pelota no supo hacer negocio del sentimiento.

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