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Aromas de ilusión en Albalat

Aromas de ilusión en Albalat

La escuela de Albalat dels Sorells desfila antes del comienzo de la partida final de la Supercopa de Galotxa. El club local sabe de su condición de custodio de una herencia secular. Hay mil ofertas de ocio pero ellos saben que el abandono significaría olvidar a todos aquellos que mantuvieron la pilota en las calles circundantes a la Via Augusta.

¿Alguien en Albalat recuerda a Martino, uno de los grandes de la comarca como jugador de Llargues, que antes de la guerra civil destacó en Pelayo? Alguno de los niños y niñas que perfectamente uniformados desfilaban ante los aficionados seguro que muestra detalles, condiciones, actitudes y aptitudes para llegar a ser pelotari y ser un nuevo albacea de esta herencia.

Y quizás estudie la historia de este deporte en la localidad, se preocupe de recabar información, y memoria gráfica. Y quién sabe si en un futuro, en el Palau dels Sorells, que es monumento señorial, se reserve alguna de sus salas al Museu de la pilota local, que fue el deporte de renacentistas, de poetas, de reyes y plebeyos. ¿Por qué no un Museu de la pilota en cada pueblo valenciano? ¿No sería acaso una manera democrática, abierta y veraz de mostrar la historia de este deporte, tal y como ha sido?

Saltan a la cancha los equipos primeros de Quart de les Valls y de Montserrat. Llegan acompañados de viejos y jóvenes, de hombres y mujeres. Acuden para animar a sus paisanos porque en este día, a esta hora, ellos representan el espíritu transitado por la historia de las aceras llenas de sillas, de los balcones abarrotados en las partidas de fiestas, de las pelotas que cruzaban por encima de la iglesia de Montserrat cuando hacía el bot el Tio Galán, o hacía la galotxa Cirilet siempre con su pañuelo en la frente; cuando Marcial quemaba la cuerda con un bot envenenado o cuando Rafa Ortiz buscaba con pegada elegante la victoria que les llevara a la final ganada contra Massalfassar en la nueva cancha de Alfarp?. Llegaban desde Quart de les Valls los que recordaban a Miguel, al Pedrós o a Josep Corell, el retor de Petrés, cuando hacía el bot pensando en rebotar la pelota en la fachada de la iglesia. Casi siempre se ha jugado a pilota con un campanario de fondo?

Oscar, Carlos, Javier y Añó, los jóvenes que ahora escriben la bella historia de Montserrat impresionan. Alguien afirma por allí, entre las cabezas que esquivan la pilota, pues este es deporte donde todos jugamos, que nunca hubo un trío con tanta calidad en el pueblo. Un equipo que llega después de aportaciones como la de Voro o como la de Marc al mundo profesional. ¿Cuántos jugadores profesionales han nacido, bebido y se han alimentado en los clubes de Galotxa? Fede, el presidente, confiesa que dentro de poco varios juveniles competirán con los actuales campeones. Prolífica cantera.

Contempla con cierta envidia y resignación el desarrollo de la partida, Moro de Massalfassar. Lleva el tobillo inflado. Apenas puede animar a sus compañeros de Quart a soportar los cañonazos rivales que les hacen sucumbir por 70 a 20. Confía en estar a punto para el comienzo del Trofeo El Corte Inglés que este año se presenta apasionante. Entonces las cosas pueden cambiar.

Varios niños, animados por la fiesta que se avecinaba, se han apuntado esta semana a la escuela de pelotaris de Albalat dels Sorells. De todo lo vivido durante estos días en el centro de l' Horta Nord, entre aromas de naranjos y poetas labradores, ver las caras de ilusión de esos niños es la imagen más hermosa y gratificante.

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