Víctor Agullo y Josep M. Congost nos presentan este domingo en Murla , el el salón polivante, a las 13 horas, en compañía de Genovés padre e hijo, el libro dedicado a recuperar la memoria de los trinquetes de Pilota Grossa, una de las modalidades más extendidas por los pueblos de La Marina, incluso por la capital y que llegó a exportarse a tierras de Nueva York, durante sl siglo XIX. Para los aficionados de Murla, de Parcent, de l' Abdet o de Monòvar, los trinquetes de Pilota Grosa son perfectamente conocidos. Se trata de recintos para el juego directo de reducidas dimensiones que se construían junto a una vivienda, a veces junto a trinquetes clásicos o como complemento al ocio de los bares de algunos pueblos. O de muchos pueblos porque en este trabajo de rigurosa investigación a pie de calle, recabando información a viejos que a su vez lo oyeron de sus viejos, los investigadores han censado un centenar de recintos, cifra ciertamente espectacular y que certifica lo popular de la modalidad. A Pilota Grossa, según certifican los autores del libro jugaron leyendas como el Nel de Murla, Penya de Benimeli, el Xato de Pedreguer o Pavía de Villalonga. Incluso documentan la afición del obispo Rafael Sanús que practicó la modalidad en el pueblo de Benialfaquí.
Los autores llevan varios años trabajando en este proyecto que tiene como objetivo final reivindicar esta modalidad como una de las más antiguas de las disputadas en recintos específicos y el deseo final de que pueda ser recuperada para enriquecer el patrimonio histórico y cultural que representa el Joc de Pilota. De hecho todo este esfuerzo ya tiene su recompensa y la propia Federació ha convocado el primer campeonato oficial, con participación abierta y que con toda seguridad tendrá una continuidad. Todo ello dentro de ese objetivo último de dar vida a modalidades como Galotxetes, Pilota Grosa o Frare que forman parte de la historia del juego de pilota valenciana y que hoy gozan de una protección. Seguramente la que no tuvo la Pilota Grossa y sus pequeños trinquetes que, desaparecieron entre la indiferencia generalizada, sustituidos por otras diversiones o simplemente porque, construidos en su mayoría de casos por particulares como fuente de ingresos, terminaron por no ser rentables para sus propietarios.
El trabajo de Victor Agulló y de JM Congost ha merecido el reconocimiento general y el premio de investigación Antoni Lluis i Carrió del Instituto de Estudios Comarcales de la Marina Alta. La obra, generosamente editada por Edicions 96, dispone de más de 150 fotografías, mapas, estadísticas y documentos de época. Sin duda, una obra imprescidible para todo aficionado o interesado en la cultura popular valenciana.
