El caminante

‘El Anticristo’ de Strauss

Manuel Muñoz

Manuel Muñoz

La influencia de Nietzsche se puede apreciar en la obra de compositores como Gustav Mahler y Richard Strauss. El primero incluye un bello texto de Así habló Zaratustra cantado por una contralto, en el cuarto movimiento de su Tercera sinfonía, estrenada en 1902, dos años después de la muerte de Nietzsche. Strauss había compuesto en 1896 su célebre poema sinfónico homónimo sobre esa obra del filósofo, cuyo potente inicio goza de inmensa popularidad tras haber sido utilizado por Stanley Kubrick en la película 2001, una odisea del espacio.

Un programa que tiene previsto interpretar la Orquestra de la Comunitat Valenciana esta temporada, bajo la dirección de Fabio Luisi, incluye otra obra de Strauss, inicialmente dedicada también a Nietzsche, la titulada Una sinfonía alpina. Hoy no se suele relacionar con él, ya que ni en el título ni en su programa de 22 epígrafes hay una sola referencia al filósofo. En 1911, tras la muerte de Mahler, Strauss escribió: «Mahler, el judío, podría alcanzar la elevación en el cristianismo (...). Tengo claro que la nación alemana alcanzará una nueva energía creativa sólo liberándose del cristianismo (...). Llamaré a mi sinfonía alpina El Anticristo, ya que representa purificación moral a través de la propia fuerza, liberación a través del trabajo, adoración de la naturaleza eterna y magnífica».

Strauss pretendía una referencia directa a la obra de Nietzsche El Anticristo: una maldición sobre el cristianismo. En ella se afirma que es bueno «todo lo que eleva en el hombre el sentimiento de poder, la voluntad de poder, el poder mismo», y malo «todo lo que proviene de la debilidad». Y lo más perjudicial, «la acción compasiva hacia todos los fracasados y los débiles: el cristianismo». Finalmente, Strauss decidió, con buen criterio, que la obra se llamase simplemente Una sinfonía alpina. Así se estrenó y con ese nombre ha alcanzado gran popularidad. Es en realidad un poema sinfónico de enorme riqueza tímbrica, en el que una orquesta de grandes proporciones describe la ascensión y el descenso a una montaña de los Alpes bávaros desde antes del amanecer hasta que vuelve la noche.

Las palabras de Strauss parecen estar en consonancia con la interpretación de Nietzsche que hizo el nazismo, alimentada por la hermana del filósofo, Elisabeth Förster-Nietzsche, quien llegó a alterar textos del filósofo para aproximarlos a la ideología de Hitler. El compositor se dejó querer por el nacionalsocialismo y aceptó presidir la Cámara de Música del Reich por iniciativa de Joseph Goebbels, si bien acabó siendo destituido tras enfrentarse con el régimen por el estreno de la ópera La mujer silenciosa. El libreto era del escritor judío Stefan Zweig, y Strauss mantuvo su nombre en el cartel contra la opinión de los jerarcas nazis.

La sinfonía alpina fue la primera obra grabada para ser lanzada en 1981 en el entonces innovador formato de disco compacto por Herbert von Karajan con la Filarmónica de Berlín. Difícilmente habría sido escogida una obra llamada El Anticristo.

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