Los creadores de los bitcoins y las empresas que fabrican e instalan estos cajeros defiende que esta moneda alternativa «tiene ventajas respecto al dinero físico: es anónima, no se puede embargar, se trasmite con la misma facilidad y velocidad que un email, no es necesaria la intervención de un tercero para realizar un cobro o pago tanto nacional como internacional, se puede fraccionar tanto como se desee y es matemáticamente imposible de falsificar debido a su complejidad criptográfica y deslocalización», explican. Aunque su uso en la compra-venta de productos y servicios es reducida, en este último año el bitcoin está despertando interés en la banca tradicional y, según sus impulsores, «son muchos los especialistas que creen que puede revolucionar los mercados financieros de forma similar a como internet ha transformado las comunicaciones». De hecho, la tasa de intercambio ha crecido en apenas unos meses. A principios de junio, un bitcoin se intercambiaba por 484 euros, mientras que ayer esta cifra oscilaba ya en torno a los 600. r. s. alzira