Protesta por la «desaparición» del río Albaida

Alrededor de un centenar de personas se concentraron ayer en Manuel para protestar por la falta de un caudal mínimo en el río Albaida, consecuencia de una importante mortaldad de peces y otras especies acuáticas esta pasada semana. Se manifestaron, convocados por el grupo ecologista Xúquer Viu, sobre todo vecinos de Manuel pero también de otras localidades como Villanueva de Castellón o l'Ènova, además de representantes políticos como la diputada de Compromís en las Corts Valencianes Graciela Ferrer o los alcaldes de Villanueva de Castellón o Alcàntera de Xúquer.

«El Plan Hidrológico del Júcar aprobado en 2015 fija a su paso por Manuel un caudal ecológico de 0'2 m3/segundo (200 litros por segundo). Pero este caudal se incumple, puesto que al llegar a ese punto sólo pasa un hilo de agua cuatro veces inferior, secándose totalmente en el tramo siguiente. Además del mantenimiento de un caudal ambiental, la protección del río se tiene que tratar de manera integral, abordando todos los temas que afectan a su salud y a la de su ecosistema como las especies invasoras, los problemas de suciedad, la calidad del agua o el bosque de ribera», protestaron los manifestantes a través de un comunicado.

«La CHJ debe ponerse las pilas»

Tras la concentración tuvo lugar una reunión en la que se pactó la configuración de una Mesa del Albaida, al igual que se creó referente al Magro, formada por ayuntamientos, ecologistas y sociedad civil y así coordinar los trabajos de defensa del río. Se protestó por el hecho de que hace ya años las Corts aprobó, por unanimidad, instar a la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) a elaborar, conjuntamente con los pueblos y entidades, un Plan de Recuperación Integral del Albaida. Un requerimiento que no obtuvo respuesta alguna por parte de la CHJ. «Un plan de gestión de los usos del agua y de restauración fluvial de la cuenca baja de este río para evitar la proliferación de plantas invasoras y la desecación del río, y que contemple medidas de urgencia para minimizar los impactos negativos, eliminando la flora invasora y rescatando la fauna autóctona, cuando se produzcan situaciones excepcionales de deterioro», explicó la diputada Ferrer. «La CHJ tiene que ponerse las pilas y garantizar la calidad de vida y un entorno saludable a las personas que viven cerca del Albaida. Mientras no lo haga, continuaremos viendo este paisaje desolador, con un río que se seca en pleno siglo XXI. La salud de este entorno natural pasa por prevenir y no por poner la tirita cuando el mal ya está hecho», concluyó la diputada.