La parroquia de Cullera en la que se pronunció el pasado domingo un polémico sermón sobre la memoria histórica que indignó a no pocos feligreses lamenta profundamente lo ocurrido, aunque prefiere mantenerse en silencio. Fuentes de la comunidad católica de la iglesia de San Francisco de Asís admiten que la frase («Hay quienes con la memoria histórica pretenden ganar la guerra que perdieron») fue «desafortunada» y que debió zanjarse durante la tensa conversación mantenida entre el cura y el feligrés que se acercó a la sacristía para recriminarle que expresara esas ideas desde el púlpito. El autor de la homilía también ha reconocido ante clero local que algunos de sus comentarios fueron «inadecuados» y se ha mostrado dispuesto a excusarse ante el afectado, al que expulsó del recinto.

No obstante, representantes de la Iglesia restan importancia al incidente y subrayan «que se produjo entre dos personas y no fue más allá». A pesar de ello, aceptan sin reparos que la frase del joven cura suplente de la parroquia de Sant Francesc, el padre Daniel, estuvo fuera de lugar: «Posiblemente todo hubiese podido quedar aclarado entre el feligrés y el cura, sin tener mayor trascendencia». Fuentes cercanas al estamento eclesial cullerense defienden que, hoy por hoy, la Iglesia «está por la reconciliación, en ningún caso por la ruptura, y en realidad apuesta por ir todos de la mano».

Frente a esa actitud conciliadora, voces de diferentes colectivos sociales de la ciudad turística de la Ribera Baixa, criticaron abiertamente ayer el discurso «demasiado rancio del párroco» y calificaron de «triste e inhumano el mensaje que esa frase traslada a las familias que todavía buscan a sus parientes en las cunetas».

Destacados integrantes de la parroquia prefieren en cambio subrayar que el incidente del pasado domingo pasó prácticamente inadvertido para la mayoría de los devotos que llenaban la parroquia el domingo por la mañana. «Solamente fue una persona la que expresó sus quejas al cura suplente», sentencian. A pesar de ello insisten en reconocer el mal uso de la frase y consideran necesaria una aclaración por ambas partes, «en especial ante las personas que se hubiesen podido sentir ofendidas», precisan.

El Arzobispado y la jerarquía católica cullerense declinaron ayer pronunciarse oficialmente sobre lo ocurrido. Consideran que las ideas expresadas en la homilía responden a la decisión tomada «de forma personal y particular» por el cura y recuerdan que todo lo que la Iglesia quiere decir «lo escribe, o lo que es lo mismo, todo lo que la Iglesia ha dicho queda escrito», enfatizaron los portavoces para justifica su silencio.

Levante-EMV intentó ayer sin éxito contactar con el padre Daniel, el cura responsable de la controvertida homilía. Sin embargo, fuentes de la parroquia confirmaron que ya ha reconocido ante sus propios feligreses el uso «inadecuado» de la frase y que se ha declarado dispuesto a reconsiderar sus opiniones ante la persona que se sintió ofendida.