El problema de Bromera era, afortunadamente para ellos, el problema del éxito: «En estos treinta años hemos crecido mucho, así que el cambio era necesario. A medida que nos hacíamos grandes, nos hacía falta un mayor espacio en las oficinas y en el almacén, se nos habían quedado pequeños», aseguró Gregori. Cabe destacar que la firma alcireña lleva a cabo una práctica que es poco usual en el sector, ya que apenas ha descatalogado obras y, por tanto, tiene disponibles casi todos los títulos publicados en las últimas tres décadas.

La empresa tenía previsto realizar su traslado antes de verano, no obstante, no pudo hacerlo hasta pasado el periodo estival: «La adaptación a una cosa mejor siempre es fácil, pero lo cierto es que algunos detalles y acabados se han prolongado más de lo que nos habría gustado. Nuestra intención era la de habernos trasladado antes de las vacaciones de agosto, pero no pudo ser hasta después. Eso ha generado algunas molestias, horas de trabajo de más y mucho esfuerzo para poder atender las necesidades de los centros educativos de cara al inicio del curso», aseguró Gregori.

El editor no pudo ocultar su felicidad a la hora de hablar de su nueva sede. «Durante treinta y dos años nos hemos tenido que acoplar a lo que nos encontrábamos, éramos nosotros los que nos teníamos que amoldar a las condiciones de los edificios», explicó Gregori, que prosiguió: «Por fin tenemos unas instalaciones pensadas para nuestras necesidades. Contamos con una sala de reuniones en condiciones, cosa que no teníamos en nuestro anterior edificio. Ahora podemos trabajar tranquilamente sin que unos empleados interfieran en las labores de otros».

Comedor y terraza

Edicions Bromera adquirió a mediados de la década anterior una parcela de 10.000 metros cuadrados en el polígono El Pla, un área industrial de un millón de metros ubicada entre la CV-50 y la CV-42, con la intención de proyectar una nueva sede, aunque la incertidumbre que provocó la crisis económica y la posibilidad de alquilar una nave en las inmediaciones de la sede central para ampliar el almacén frenó la inversión a la espera de una época más propicia.

Como adelantó Levante-EMV, las nuevas instalaciones ocupan sólo una parte de la parcela. Se ha proyectado un almacén de 2.800 metros cuadrados en dos naves diferentes y en la primera planta de una de ellas se habilitaron los más de 700 metros de oficinas. «Somos conscientes de que la gente tiene que estar a gusto para trabajar mejor», señaló Gregori, antes de comentar: «Son unas oficinas muy amplias, están iluminadas con luz natural y disponen de una serie de comodidades como una sala comedor o una terraza, además de otras cosas que hacen la vida laboral más sencilla».