El fenómeno de la despoblación ha encendido las alarmas en municipios del interior de la provincia de València e incluso en algún pueblo de una comarca más próxima como la Vall d´Albaida y, sin llegar a esos extremos donde la soledad es la principal compañera de los escasos residentes, también en la Ribera hay áreas que en los últimos veinte años han sufrido un significativo descenso del padrón de habitantes. Las estadísticas del INE reflejan un aumento demográfico en el conjunto de la comarca en el período 1996-2016, a pesar de la pérdida de población que se produjo en los años más duros de la crisis, aunque hay excepciones. Los municipios de la Vall Farta o Vall de Càrcer lideran los índices de pérdida de población con descensos que, en el caso de Sellent, alcanza el 22,98 %.

No es el único municipio donde esta caída supera los dos dígitos. Antella con un -18,42 %, Sumacàrcer con una merma del 17,51 y Gavarda con un -14,12 % le siguen en una relación de los pueblos que más han sufrido la despoblación en la que se cuela Polinyà con un descenso del 19,16 %, que representa toda una excepción en su entorno más próximo.

La evolución del padrón de habitantes en los diferentes municipios no es uniforme. De hecho, oscila entre el aumento de casi el 43 % registrado en Favara en los últimos viente años y la merma de casi un 23 % de Sellent. No obstante, la subcomarca de la Vall Farta concentra el mayor número de pueblos que pierden habitantes y, en muchos de los casos, con los índices más altos. De hecho, la estadística únicamente arroja un dato positivo en Beneixida, con un aumento del 4,17 %, mientras que Alcàntera ha perdido un 11,60 %, Cotes un 6,50 % y Càrcer un 3,61 %. Los datos, extraídos del Instituto Nacional de Estadística, forman parte del estudio realizado por la Conselleria de Obras Públicas y Vertebración del Territorio para licitar las nuevas concesiones de autobuses.

El tamaño importa

Como contrapunto al descenso registrado en la Vall de Càrcer aparece el Marquesat, donde los tres municipios que integran esta subcomarca han crecido considerablemente en las dos últimas década. El aumento de población supera en Catadau el 25 % mientras que en Llombai es del 24,1 % y del 13,02 % en Alfarp. Estos tres municipios, junto a Almussafes (28,89 %), registran los principales aumentos en los municipios de la concesión que abarca la mayor parte de municipios de la Ribera Alta.

El análisis realizado por la conselleria constata que en el resto de pueblos «se observa cierta correlación entre el tamaño del municipio y su localización con la evolución poblacional, en el sentido de que son los de mayor tamaño y mejor accesibilidad, en torno a la A-7, los que presentan tasas de crecimiento más importantes». Con todo, el estudio subraya dos excepciones «claras».

Por un lado, el «estancamiento» de Carcaixent ya que, pese a ser el tercer municipio en número de habitantes, apenas registra un aumento del 0,60 %, y Benimodo, que pese a tratarse de un pueblo relativamente pequeño y sin acceso directo a la autovía registra un crecimiento del 27,3 % en estos veinte años.

Aumento en la Ribera Baixa

Los municipios de la Ribera Baixa presentan un aumento de población generalizado, con sólo tres excepciones: Polinyà (-19,16 %), Llaurí (-0,28 %) y Albalat (-1,21 %). Por contra, Favara y Almussafes presentan niveles de crecimiento más que considerables con un 42,93 % y un 28,89 %, respectivamente, mientras que Sueca creció un 12,95 % y Cullera un 7,50 %.

Por otra parte, en la Ribera Alta Sant Joanet y Senyera registran los mayores aumentos, con un 33,33 y un 32,43 %, respectivamente, mientras que en este mismo entorno l´Ènova perdió un 15,22 % de la población.