El alcalde de Alzira, Diego Gómez, pidió ayer disculpas a todos los vecinos afectados por las inundaciones. Defendió que había hecho «todo lo que tenía que hacer» en una situación como la vivida, pero al mismo tiempo admitió que, posiblemente, un cúmulo de circunstancias había impedido a las autoridades «hacer todo lo que podríamos haber hecho».

«Hay que reconocer errores y tal vez no hemos hecho todo lo que teníamos que haber hecho para decir a la gente lo que se nos venía encima, pero nosotros tampoco lo sabíamos», comentó, mientras recordaba que a las 22 horas del jueves la alerta roja se redujo a naranja y que todo cambió pasada la medianoche con unas precipitaciones torrenciales en apenas hora y media. «Ha sido una situación imprevisible», incidió. Como antiguo vecino de Les Basses, dijo conocer la sensación de rabia que invade a los residentes cuando se inundan sus viviendas o garajes.

Argumentó que la amplia zona afectada y el hecho de que la policía tuviera que atender un incidente en que un tráiler había bloqueado la CV-50 impidió posiblemente realizar un recorrido por las calles dando la voz de alarma.