La madre de un niño con síndrome de Down cambió de colegio a su hijo cuando éste estaba en cuarto de primaria. Quería que el niño cursase el último ciclo de educación primaria y los cuatro años de la ESO en el mismo centro educativo. Esto facilitaría su socialización y evitaría que tuviese que pasar a un instituto a los doce años. Un colegio de Guadassuar, concertado, se planteaba como la opción óptima, dado que era un centro pequeño, familiar y, además, dos niñas con síndrome de Down ya estaban completando sus estudios de secundaria allí. El traslado del alumno superó las expectativas de su madre, ya que consiguió formar un buen grupo de amigos que han hecho que disfrute sus últimos años de infancia. Cuando ha llegado el momento de pasar a la ESO, no obstante, la historia se trunca. El colegio no ha pedido que se le adjudique el profesor especializado que necesitaría para cursar sus estudios de secundaria allí, por lo que el año que viene deberá despedirse de los que han sido sus compañeros, fieles amigos hasta ahora, para enfrentarse a un mundo nuevo: otro instituto.

Una situación que la madre teme por el choque que le puede producir a su hijo. Si el paso del colegio al instituto ya es complicado para todo el mundo, lo es aún más para él, dadas sus especiales características. Según defiende la familia, la sociabilidad de su hijo „«lo más importante para él, y no el currículum escolar»„ ha sido «muy buena» en el centro escolar: «Sus compañeros le quieren, tiene muchos amigos, y juega al básket», precisa. Por ello duele aún más la perspectiva que se le presenta ahora y, sobre todo, la dejadez con la que, en su opinión, ha afrontado el colegio el asunto. «No quieren que el niño pase a la ESO, ya que complica su trabajo. Sería un esfuerzo extra para ellos», interpreta. Una visión que comparten otras amigas la familia y madres de alumnos compañeros del menor, según ha podido constatar este periódico.

Fuentes del colegio reconocieron ayer que el informe de la psicóloga del centro remarcaba la necesidad de contar con un educador especial y un profesor con abundantes conocimientos pedagógicos para que pudiese cursar la Educación Secundaria Obligatoria en el centro. Unos refuerzos profesionales que, según la dirección de la escuela, llevan «años» demandando a la conselleria, pero que este año no han llegado a pedir. «Estábamos ya cansados», alegan.

Cita con la Inspección

La madre se puso en contacto con la conselleria, en colaboración con Asindown, para denunciar el asunto, con la esperanza de que la permanencia del niño en el colegio se pudiese hacer realidad. Tanto la familia como la asociación han estado tratando de que el colegio les proporcionase el informe de psicología en el que se listan las necesidades del alumno para tratarlo con la Inspección, pero a día de ayer aún no lo habían conseguido a pesar de pedirlo por carta el pasado 28 de marzo. La dirección del colegio replica que en ningún momento habían solicitado esa documentación por los cauces burocráticos habituales y que de haber utilizado las vías oportunas «no tendrían problema» en proporcionárselo. La madre y representantes de Asindown se reunirán hoy con el inspector para buscar soluciones.