Los agricultores de la comarca ya avanzaban a principios de la semana pasada, cuando se liquidaron las variedades de navel, que de las naranjas valencia no esperaban cobrar mucho. Y efectivamente, el balance final repartido por la cooperativa de Algemesí Copal confirman los peores presagios, marcando un nuevo récord a la baja: 25 céntimos por arroba de precio promedio, unas cifras que los labradores valoran como «indignantes».

De los 2.228.143 kilogramos de esta variedad que Copal ha recogido entre sus socios, tan solo han podido ser vendidas las de primera categoría, aunque a un precio situado lejos de los parámetros de lo que se consideraría comercial, a un poco menos de cinco céntimos por kilo. Los agricultores han cobrado las valencianas de segunda categoría „un 27,9 % de la producción total„ a 0,0005 céntimos por kilo; esto es, a un euro por cada dos toneladas. Los 186.853 kilogramos de cítricos de tercera categoría, por último, se han liquidado a una centésima de céntimo por arroba. O lo que es lo mismo, a euro por cada 12.000 kilogramos. El destrío y el bajo calibre, por otro lado, no ha supuesto una merma en el precio final de la naranja, como sí han experimentado otras variedades. Un hecho «que llama la atención», en palabras de los labradores asociados.

Las cifras corresponden a la liquidación de toda la producción de naranjas valencias. Cada labriego cobrará sus retribuciones en función de la producción presentada. Y dados los pagos relatados, muchos no verán ni un euro por la producción de este año. «Si de los cítricos de buena categoría han dado lo que han dado, imagínate del resto», lamenta uno de ellos. De cuatro parcelas de naranjas valencia no ha cobrado «ni un gallet». «Para la temporada que viene, lo suyo sería dejar de cultivar y pararlo todo en septiembre. Igual así la administración nos haría caso», aventura. Esta alternativa, una hipotética huelga general de agricultores, ha estado ya encima de la mesa en las conversaciones entre los labriegos, hastiados tras esta campaña. No obstante, no parece que sea aún una posibilidad en estos momentos: «A ver quién es el valiente que abandona todas sus parcelas, y no riega, y deja perder la cosecha de todo un año. Estamos muy mal, y lo vemos, pero nadie toma soluciones», explica el socio de Copal.

El «colmo» generalizado

Salvador Juan, delegado de la sección cítricola en la Asociación Valenciana de Agricultores, señaló que el caso de las valencias es «el colmo» de lo que ha ocurrido en esta campaña. «Y las liquidaciones de Copal son muy malas, pero se asemejan a las cifras generales que se han dado», aseguró. El sindicalista acusó a la administración de haber tardado en intervenir a la hora de retirar naranjas de la circulación ante la «superproducción y saturación del mercado», pero también entonó el mea culpa por la poca habilidad del sector a la hora de vender el producto, señaló.

De cara al año que viene, Juan señaló que AVA-ASAJA calcula una merma en la producción de alrededor del 40 %. «En el último estudio calculamos alrededor de un tercio, pero no contemplábamos el descenso producido por los campos abandonados y cortados», añadió. El porcentaje ha acabado subiendo en un 10 % más. Con todo, a pesar de la menor oferta, no esperan que los precios de venta suban en demasía.