Nairobi y Tokio son los últimos perros rescatados de la calle por la protectora alcireña Lacua, que está al límite. El repunte de abandonos que suele producirse cada verano ha acabado por desbordar a los voluntarios de Lacua, que han decidido paralizar la recogida de animales «hasta que se normalice la situación económica y de falta de espacio», señala la secretaria de la entidad, Ana Castelló, mientras apostilla: «Es que no podemos».

Lacua atiende en la actualidad a 65 animales, entre perros y gatos, que tiene repartidos por una veintena de casas de acogida, aunque también recurre en algunos casos a residencias cuando por las características del animal resulta difícil encontrarle acomodo en una casa de acogida. Actualmente hay siete animales en residencias. «Eso nos representa un coste mensual, fijo, de 500 euros», relata Castelló, al tiempo que alerta de que la protectora «se está quedando sin recursos» y que el dinero que actualmente tiene en el banco lo necesita para mantener a todos los animales que tutela a la espera de poderlos dar en adopción.

«Estamos limitados a recoger animales en mal estado -como ha sucedido con Tokio y Nairobi- porque no podemos dejar en la calle a un animal que se encuentra en esa situación. Recogemos a los que más mal están, que son también los que más dinero cuestan de mantener por los cuidados que requieren», explica la secretaria de Lacua, que no duda en señalar que la entidad se encuentra en una situación crítica.

La habitual escasez de recursos de esta protectora, una de las dos que operan en la ciudad, se ha agravado con el repunte de abandonos que se ha producido con la llegada del verano. Lacua estima que una tercera parte de los 120 animales que ha recogido desde que comenzó el año han sido rescatados en los dos últimos meses, junio y julio, lo que representa alrededor de 40 perros y gatos. «En verano siempre se dispara. La gente tiene que tener claro que una mascota es para toda la vida y que no se puede abandonar», subrayan desde la protectora, mientras aconsejan a los propietarios que opten por la esterilización «para evitar camadas indeseadas» que, en ocasiones, derivan en abandonos.

Socios y colaboradores

La entidad ha lazando un SOS para hacer frente a esta situación «alarmante» ya que, a la espera que se construya el albergue comarcal de animales -un proyecto impulsado por la Mancomunitat de la Ribera Alta y el Ayuntamiento de Alzira que se quedó en «stand by» antes de las elecciones-, necesita con urgencia más casas de acogida, ampliar el número de socios o de colaboradores adscritos al grupo de «Teaming» que realizan una donación de un euro al mes y representa una fuente de ingresos para cubrir gastos que genera la atención a los animales. Lacua cuenta con cerca de setenta socios que pagan su cuota, una cifra escasa para una ciudad como Alzira, admite Castelló, y alrededor de 350 voluntarios que ingresan un euro al mes. La secretaria de Lacua reivindica como «urgente» la construcción del albergue comarcal de animales para facilitar el trabajo de rescate de mascotas que vagan por las calles.

Cabe recordar que la protectora ya vivió una situación semejante hace dos veranos, cuando anunció un cierre temporal ante la deuda acumulada con veterinarios y la imposibilidad de atender al creciente número de animales abandonados.