La Bassa de Sant Llorenç de Cullera, enclavada dentro de los límites del parque natural de la Albufera, es una de las lagunas más importantes de la gran extensión arrocera de la Ribera Baixa pero su degradación preocupa. Su capacidad de reacción ante los cambios que ha sufrido secularmente es cada vez menor y las condiciones climatológicas del nuevo siglo XXI tampoco acompañan. El déficit hídrico y las elevadas temperaturas la amenazan. El paraje sufre.

Las lluvias de la pasada primavera, que han provocado una gran eclosión vegetativa, parece que no han tenido el efecto reparador que se esperaba en la Bassa. Más bien al contrario, ha mantenido los bajos niveles de los últimos años. Los cazadores, fieles guardianes de este paraje natural, se quejan de que en la actualidad «no llega prácticamente agua al embalse, al menos no en las cantidades deseadas o, como sucedía antaño, cuando podía nutrirse prácticamente desde los Ullals».

A pesar de los esfuerzos que se están realizando por parte del Ayuntamiento de Cullera, la imagen de la laguna natural es más que preocupante, ya que toda su superficie presenta una capa amarillenta del denominado «llepó», una alga de agua dulce que provoca que empeore la oxigenacón del agua y tanto flora como fauna estén desapareciendo.

Avistamiento de aves

El ayuntamiento, que alega que está realizando «un importante esfuerzo» para intentar recuperar la balsa, intenta instalar unos miradores circundando el lago para poder avistar especies autoctonas tanto de fauna como flora. No hay duda de que el paraje puede ser aprovechado como destino turístico y didáctico

La Bassa de Sant Llorenç llegó a ser un importante lugar de paso para las aves migratorias. En las épocas de migración de las aves acuáticas, realizaban una parada temporal y descansaban en el humedal en busca de alimento y protección, incluso durante mucho tiempo fue lugar preferido para pasar los inviernos para muchas de estas especies.

Los colectivos afectados, como el de los agricultores y cazadores, lamentan que no se tomen medidas por parte de los dueños del embalse -no puede perderse de vista que es una propiedad privada- y valoran de forma positiva las intenciones del ayuntamiento de buscar una solución viable que permita salvar la Bassa.

El gobierno local se encuentra ahora pendiente de adjudicar la segunda fase de la accesibilidad y la creación de un observatorio para la avifauna. Hasta ahora ya ha construido una caseta para la observación de aves y una pasarela para acceder a ella. El regidor de Medio Ambiente, Bernat Escolá, se propone hacer más larga esta pasarela hacia el interior para acercarla a la laguna y mejorar el avistamiento de aves.

Plantación de árboles

La segunda fase de la intervención municipal también contempla la plantación de árboles para crear un paseo que conducirá hasta el acceso a la pasarela de madera. Escolá ha explicado que en ambas intervenciones se ha actuado en colaboración con la Conselleria de Medio Ambiente y los gestores del Parque Natural de la Albufera para respetar al máximo el entorno y favorecer la biodiversidad de la balsa y su ecosistema.

La adecuación forma parte del plan del consistorio de restauración de la balsa para «abrir una ventana» a la laguna y hacerla visitable, puesto que hasta el momento el acceso a este espacio no ha sido posible. Una actuación que también pretende atraer el turismo ornitológico y a los amantes de la naturaleza creando un espacio para caminar que inspire tranquilidad y paz.

El regidor Escolá ha explicado que la Bassa de Sant Llorenç siempre tiene agua, aunque hay épocas de más o menos puesto que su nivel oscila en función de las aguas que recoge de la montaña cuando llueve, de las acequias y de los propios ullals.