El ansia de aumentar los espacios peatonales de los municipios está dando mucho juego. Los partidarios y detractores de esta medida libran intensas batallas para defender sus criterios. La última controversia se ha registrado en Algemesí, donde la instalación de un paso de cebra descomunal ante la estación de ferrocarril de la ciudad para facilitar el tránsito de los viandantes ha generado una polémica considerable. El abanico de opiniones abarca desde la necesidad de garantizar « la seguridad vial» esgrimida por el gobierno local a la «ocurrencia, despropósito, ridículo espantoso y peligro para los motoristas» que emplea el PP para definir la iniciativa.

El paso de cebra mide casi treinta metros y está pintado con unas interminables y llamativas franjas blancas que no dejan indiferente a nadie. Los comentarios son inevitables y variados. Desde quien lo considera un acierto para exigir a los conductores que circulen con mayor precaución porque pocas veces tienen en cuenta a los peatones, a quienes, como el portavoz del PP, José Javier Sanchis, entienden que se trata de una «ocurrencia totalmente incesesaria que genera caos e inseguridad».

El Partido Popular critica que se hayan desconectado los semáforos mientras que el concejal de Seguridad Ciudadana, Timoteo Montalvá, replica que, en realidad está en ámbar, y que esta medida ha resultado muy positiva en otras zonas de la ciudad.

Sanchis va más allá al alertar de que la parada de autobús integrada en el paso de cebra «es un auténtico peligro en caso de lluvia». El debate se hace inacabable.