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El algarrobo arraiga para sustituir el fallido cultivo de la fruta estival

Las plantaciones se multiplican en la comarca al ofrecer rentabilidad ante una demanda industrial creciente en València, Baleares y Tarragona

Rosa Hernandorena muestra algunas de las plantas más demandadas por el mercado agrícola en estos momentos. | RUBÉN SEBASTIÁN

La agricultura es necesaria y rentable. Es una actividad básica para la supervivencia humana, ya que de ella depende la alimentación. Y, aunque no todas las explotaciones puedan reportar beneficios a sus dueños, es evidente que se pueden conseguir. El actual sistema de producción, basado en el minifundismo, perdura pese a que tiene una fecha de caducidad que ya hace tiempo que venció y resulta incompatible con la nueva realidad mundial. Tampoco resulta un aliciente que los cítricos y los caquis, con el permiso de la fruta de hueso, sean las únicas bazas que aportar a un mercado que ya se ha saturado. Las alternativas a uno u otro han aparecido de manera esporádica, aunque no todas arraigan con facilidad. Una de las que se dibuja en el horizonte como una posibilidad prometedora es la algarroba.

Al menos, eso se desprende de la experiencia de uno de los grandes proveedores de plantas y árboles situados en la comarca: Viveros Hernandorena. La empresa de Benimodo, con décadas de experiencia y tres generaciones a sus espaldas, vive en estos momentos una de sus mejores etapas. Y lo hace, precisamente, mientras se tiene la errónea creencia de que la agricultura no tiene futuro. «Nosotros no hacemos lo que queremos, producimos en base a lo que se pide. Siempre nos hemos encaminado hacia el agricultor profesional, hay especies que hemos retirado del catálogo para poder aumentar el volumen de aquellas por las que hemos apostado más fuerte, que se corresponde con las demandas del sector», explica la directora comeracial, Rosa Hernandorena, que prosigue: «Nuestra producción anual sobrepasa ya el millón de plantas, son unas cifras de auténtico récord. Cada año nuestra producción aumenta, así que el campo tiene demanda y puede ser rentable».

Si los Hernandorena venden cada año, a distintas regiones de España y a otros países, centenares de miles de frutales listos para instalar en producciones agrícolas y en buena parte de la Comunitat Valenciana y la Ribera las parcelas se abandonan o se talan, algo falla. «El minifundismo ahoga a la agricultura valenciana, tenemos gente profesional, un gran clima… Pero hay que cambiar la mentalidad, no es rentable trabajar una o dos hanegadas. La rentabilidad del campo pasa por empresas agrícolas, no por agricultores individuales que trabajan sus pequeñas parcelas. No es rentable que un socio aporte una producción de pequeño tamaño a la cooperativa», señala Hernandorena.

La falta de jóvenes en el campo también es preocupante. «Muchos de los productores son de avanzada edad y no están adaptados ni a las tendencias ni a las formas de producir o vender de hoy. No le podemos exigir a estas personas, que se han ganado la jubilación, que tiren del campo en estos momentos, hace falta un relevo generacional», comenta al respecto Hernandorena. «Otro problema es que en los supermercados encontramos de todo y de cualquier parte del mundo. Hace falta potenciar los productos de kilómetro cero y de temporada», añade.

Una de las responsables de la empresa ribereña admite que, en estes momentos, la demanda de frutales en la Comunitat Valenciana está más baja que en otras provincias. Y uno de los productos que está en alza es muy característico de esta zona: «Creo que el algarrobo puede ser una buena opción para los cultivos valencianos, tenemos un clima ideal, a fin de cuentas es una especia autóctona. No requiere grandes superficies ni estructuras enormes, tiene unos costes bajos.

La planta es más cara, porque se tarda en producir, lo que la encarece. Pero bueno, si una planta de quince euros te da rentabilidad y una de cinco no, mejor invertir en ello. Es una alternativa de lo más interesante. La zona de València, Baleares y Tarragona alberga las mejores industrias que se alimentan de la algarroba», apunta sobre su potencial.

El producto estrella de Viveros Hernandorena, no obstante, no es el algarrobo. Ni las nectarinas -la demanda de árboles de fruta de hueso ha caído de manera significativa en los últimos cinco años-. Los caquis tampoco se encuentran entre los plantones más demandados por los agricultores. El almendro se ha convertido el rey. «En Andalucía, Extremadura o Castilla-la Mancha se están haciendo plantaciones enormes de almendros y se vive de ello», señala Rosa Hernandorena. A esta moda, la Comunitat Valenciana llegaría tarde, aunque tampoco tiene unas condiciones tan ideales como las que existen en estas regiones.

«Lo de los almendros nos ha descolocado a todos, hay una demanda tremenda que no esperábamos que no durase tanto. Alrededor del año 2000 empezó a pedirse, se bajó ligeramente durante dos o tres años, pensábamos el ciclo se había acabado y, hace un par de años, volvió pero multiplicado por diez. Se mantiene ya casi veinte años. Ahora mismo, la producción de almendros sustenta estos viveros», reconoce la directora comercial de la firma. De hecho, roza prácticamente el 60 % de su producción.

No obstante, es un fruto que no es apto para todo tipo de superficies. «Se trata de un producto que, para que sea rentable, necesita de fincas de cierto tamaño porque se recoge mediante un sistema de paraguas. Requiere una inversión mínima, con algo de gasto durante el tiempo de cultivo y se obtiene beneficio», concluye.

Plantones de almendros de la Ribera inundan el sur de España

Suponen alrededor del 60 % de la producción anual de los viveros Hernandorena

r.sebastián. benimodo

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