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Un maratón con sabor bernardino

Dos corredores recorren los 42 km que separan el Sant Bernat de la catedral de los casalicios de Alzira

Un maratón con sabor bernardino

El coronavirus ha cerrado este año las puertas del maratón de València a muchos aficionados que, como los alcireños Javier Palacios y David Bosch, del Club Atletisme La Rabosa, suelen tener esta prueba señalada en el horizonte del mes de diciembre. Las restricciones por la pandemia transformaron una cita que reúne a 30.000 corredores en una prueba de élite con un selecto grupo de 300 atletas procedentes de 43 países diferentes, pero Javier y David, que participan en el maratón Trinidad Alfonso desde el año 2008, no se resistían a dejar de correr en la fecha señalada los 42,2 kilómetros de la prueba reina del atletismo y buscaron un recorrido con algún atractivo motivacional. Son corredores habituales con más de 50 maratones de asfalto y montaña en sus piernas y, siguiendo el trazado del Camino de Santiago de Levante, comprobaron que esa era exactamente la distancia que separa la imagen de Sant Bernat que se venera en la catedral de València de la que preside los casalicios ubicados en la avenida de los Santos Patronos de Alzira.

Una y otra fueron origen y meta de un reto que combinó la vertiente deportiva y lúdica con la devocional, ya que ambos son miembros de la Archicofradía de Sant Bernat, Maria y Gràcia. En el caso de Javier, ejerce el cargo de vicepresidente. Con anterioridad, y en esa búsqueda continua de nuevos itinerarios, ya habían cubierto la Ruta Bernardina -que recorre los principales lugares en la trayectoria vital de los Santos Bernardo, María y Gracia- por sus dos variantes: salida de Alzira por la Ruta Ecuestre IE-051 para llegar a la ermita de Sant Bernat en Carlet y regreso por la ruta senderista PR-CV 421, en un trayecto de 34 kilómetros.

La imposibilidad de correr este año la maratón de València llevó a ambos aficionados a buscar alternativas para mantener un calendario que suele contemplar en abril la prueba de resistencia del Penyagolosa (62 kms) -que también se suspendió por la pandemia- y encontraron en otro recorrido de temática bernardina la mejor excusa para cumplir con la segunda gran prueba del año. «Al quedarnos sin maratón pensamos que ese día, sí o sí, íbamos a hacer uno», repasa Javier Palacios. En el caso del Trail del Penyagolosa, la empresa Runática, plataforma online de inscripciones y cronometraje de pruebas deportivas a la que están vinculados, diseñó una carrera virtual en seis tramos que se podía realizar en un plazo de seis meses, que finaliza hoy. Pero el maratón de diciembre querían mantenerlo.

David Bosch puso sobre la mesa el «track» del Camino de Santiago de Levante, que en este tramo inicial coincide con la Vía Augusta, y sobre el papel el recorrido se asemejaba mucho al de un maratón.

Llegaron temprano a València y encontraron abierta la puerta de la catedral. Tras una rápida visita a la imagen de Sant Bernat, ubicada muy cerca de la entrada, iniciaron en la puerta barroca de la catedral la marcha con la «meta virtual» en los casalicios de Alzira.

Salieron de València en busca de la antigua carretera Nacional que les condujo por Sedaví, Alfafar, Benetússer, Albal, Beniparrell y Silla, hasta llegar a l’Albufera. Ya en La Ribera cruzaron Almussafes y Benifaió. El recorrido a través de pueblos y polígonos industriales se hizo ameno. Habían cubierto los primeros 25 kilómetros y el tramo de Benifaió a Algemesí resultó algo más monótono con 11 kilómetros a través de los campos. Tras pasar por la Basílica de Sant Jaume encararon la parte final con dirección Alzira. Accedieron por la Creu Coberta. Éste fue, a la postre, el punto más complicado de todo el recorrido al tener que atravesar una carretera con mucho tráfico y sin arcén. Al llegar a los casalicios, el sistema de medición confirmaba la distancia exacta recorrida, un maratón con sabor bernardino.

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