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"La Ribera es un claro ejemplo del fracaso de la política hídrica"

La consellera Mollà alude a la contaminación del agua por nitratos para reivindicar un nuevo modelo de gestión incluso con alternativas "rupturistas"

"La Ribera es un claro ejemplo del fracaso de la política hídrica"

«La Ribera es un claro ejemplo del fracaso hasta ahora de la política hídrica. Haber tenido miles de personas expuestas a un problema de salud pública con el agua de consumo de boca no nos lo podemos consentir». La consellera de Agricultura, Transición Ecológica y Emergencia Climática, Mireia Mollà, aprovechó ayer la inauguración de las segundas Jornades d’Aigües Potables i Residuals, organizadas por Global Omnium y el Ayuntamiento de Alzira, para reivindicar la necesidad de impulsar acciones «valientes», incluso «rupturistas», en el actual modelo de gestión de forma que «la economía circular se introduzca en el ADN del agua» y se realice un uso corresponsable por parte de todos «que haga posible que los gestores tengan una comunión perfecta por el interés común, público y democrático». Mollà aludía así a los habituales problemas de contaminación del agua potable por nitratos que arrastra la Ribera -por momentos también por herbicidas- que se han paliado con la planta potabilizadora que abastece a una buena parte de la comarca. «No podemos mirar hacia otro lado sin ir avanzando y superando las fases que hagan falta para desbloquear las políticas que queremos aplicar. Comienza una nueva etapa, hemos infravalorado muchos de los problemas, muchas de nuestras capacidades y el agua como derecho humano que tenemos la obligación de garantizar», agregó.

«Modelo de EPSAR obsoleto»

La consellera señaló entre otras cuestiones que el modelo de gestión del agua de la Entitat Pública de Sanejament d’Aigües Residuals (EPSAR) «se ha quedado obsoleto y muy restringido al ámbito de la depuración y hemos de intentar superarlo. Tenemos que abrir la mente para la gestión del Ciclo Integral del Agua», incidió Mollà, antes de dar paso a las ponencias de diferentes técnicos sobre la gestión del agua potable, el impacto de los vertidos industriales en una depuradora o las alternativas sostenibles ante episodios de lluvias torrenciales, entre otros. Mireia Mollà animó al debate pero dejó claro que el análisis no puede derivar en parálisis y dejó la puerta abierta a cambios legislativos para impulsar un nuevo modelo. El responsable del departamento de vertidos industriales de la EPSAR, Francisco Escribano, dejó claro que «no hay vertido pequeño» ya que una carga contaminante de una industria, aunque sea de un metro cúbico, tiene un impacto claro en los microorganismos que trabajan en una depuradora que impide que esta realice el proceso correctamente. El alcalde de Alzira, Diego Gómez, señaló que se abren nuevos retos en el ámbito de la gestión del agua que, junto al cambio climático y los episodios cada vez más frecuentes de DANAS, «plantean nuevas necesidades».

Ocho sensores en la red de alcantarillado de Alzira ayudan a prevenir inundaciones


Ocho sensores en puntos estratégicos de la red de alcantarillado de Alzira ofrecen a las autoridades información sobre los niveles del agua y caudales en los episodios de fuertes lluvias. El sistema forma parte del proyecto de monitorización de la red de abastecimiento y alcantarillado, que ayer presentó en las jornadas la responsable del Subsistema de Proyectos e Infraestructuras del ayuntamiento, Xelo Bisbal. El consistorio también ha monitorizado algunos de los barrancos que han provocado las últimas inundaciones. Los sensores en la red de alcantarillado, en contacto permanente con el agua en ocho pozos de registro, se ubican en la rotonda del bingo, el parque de Arabia Saudí, la Ronda de Algemesí, la avenida Padre Pompilio, y las calles Pere Esplugues, Dr. Ferran-Sueca, Salvador Perlés-Naranjo y en Tisneres. El ayuntamiento recibe información en tiempo real que le permite maniobrar para proteger la ciudad de inundaciones. El sistema también incluye una cámara que ofrece imágenes de las compuertas por las que desagua el barrio de Les Basses en el barranco de la Casella. Las mejoras en la red de agua potable han permitido reducir las fugas de forma sustancial y alcanzar un rendimiento del 75,9 %.

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