Una merma de cosecha que algunas fuentes elevan hasta el 45 % -a unas condiciones meteorológicas adversas en primavera se sumaron varios episodios de granizo y, sobre todo, los estragos causados por las plagas de negrilla y cotonet- no ha sido suficiente para que el precio del caqui despegara en la campaña que ahora finaliza y, aunque es cierto que ha mejorado respecto del año anterior, el rendimiento por hanegada se resiente castigado por la gran cantidad de fruta que se queda como destrío en el campo.

«No será una campaña tan desastrosa como la del año pasado, en la que hubo precios irrisorios de 0,10 y 0,15 €/kg, pero tampoco va a ser buena y muchas parcelas van a perder mucho dinero», resume el responsable del área del caqui en La Unió de Llauradors, Eduard Esparza, que a la espera de que las cooperativas y muchos comercios liquiden la fruta evita hablar de precios, aunque augura que serán «unos céntimos más que el año pasado».

El vicepresidente de AVA, Bernardo Ferrer, tiene claro que las liquidaciones siguen en retroceso pese a tener un escenario aparentemente propicio. «De qué me sirve que me lo paguen bien si tiran la mitad de fruta a tierra, el rendimiento por hanegada sigue bajando independientemente de que mejore el precio», comenta Ferrer, que sitúa entre 0,25 y 0,40 €/kg la horquilla en que se ha movido el comercio durante la campaña.

No obstante, fuentes del sector coinciden en señalar que, en ningún caso, se trata de los precios que se esperaban en una temporada marcada por la gran merma de producción en la que sólo aquellos agricultores que disponen de fruta de alta calidad y han podido salvaguardar sus parcelas del cotonet obtendrán buenos rendimientos.

Bernardo Ferrer advierte de que la producción media que hace unos años podía alcanzar los 3.000, 3.500 o incluso 3.800 kilos por hanegada se ha hundido de forma que «hoy prácticamente nadie pasa de 2.000 kilos». «De cada pieza que sale al mercado ocho se quedan en tierra. Si no nos ponemos las pilas lo vamos a pasar muy mal», augura. Otras fuentes inciden en que con unas producciones tan bajas y unos precios que oscilen entre 0,25 y 0,35 €/kg difícilmente se pueden cubrir los costes de explotación.

La falta de rentabilidad del caqui está provocando que muchos agricultores opten por arrancar el cultivo y regresar a los cítricos, cuando no por abandonar, como ya adelantó Levante-EMV. «Es triste decirlo, pero es así. Donde no hay cooperativas con arraigo se están arrancando campos. La promoción que realiza el Consejo Regulador de la DO consigue que aumente el consumo, aunque no los precios, porque chocamos con el problema de siempre: cuatro o cinco firmas importantes marcan el precio de todos», señala Eduard Esparza.